Que el servicio de autobuses urbanos en la capital es deficitario es una de las pocas cosas que pone de acuerdo a todos los jienenses
Si hay algo en lo que están de acuerdo todos los jienenes, todos, es en que la Catedral de Jaén debe ser Patrimonio Mundial, en que el casco antiguo está abandonado y en que el servicio de autobuses urbanos de la ciudad es deficitario, incluso muy deficitario. Y lo están desde hace muchos años, décadas, desde aquella sorna generalizada en la capital de la leyenda de ‘frenos potentes’ que adornaba la retaguardia de los autobuses. El Ayuntamiento de Jaén, es decir, todos los jienenses, hagan uso de los autobuses o no, pagan al año alrededor de un millón de euros a la empresa Autocares Castillo. Y así será hasta el año 2036, que es cuando expira la concesión administrativa. Y así viene siendo desde hace muchos años, sin que la empresa se dé por aludida de las manidas reivindicaciones de los colectivos vecinales y de los usuarios que día a día lo sufren. Nunca un servicio público fue tan gravoso para una ciudad y nunca durante tanto tiempo los políticos que han gobernado Jaén, PSOE y PP, fueron tan condescendientes con una empresa. Ejemplos cercanos y candentes huelga recordarlos. Que el transporte público del autobús en la capital no cuente aún con un trasbordo es una auténtica vergüenza permitida por unos y otros, más por quienes más tiempo han gobernado. Y toda esta sinrazón abusiva con los usuarios roza la vileza cuando se recuerdan fotos electorales y autobuses y turismos que sortean día a día más de cuatro kilómetros de raíles de tranvía sin uso, sin esperanza.