En menor medida que otros años miles de jóvenes se dieron cita en el recinto ferial para celebrar el ya habitual macrobotellón primaveral
A nadie le gusta que le den órdenes, que le digan qué tiene que hacer, sobre todo cuando es porque sí. Ordeno y mando. Y a los jóvenes, mucho menos. Basta con decir que no a algo para que los adolescentes se zafen de la prohibición con magistral habilidad y hagan justo lo contrario. Es mucho más efectivo, con todo el mundo, no solo con los jóvenes, sugerir y hacer partícipe al que debe asumir ciertas directrices de la cuestión en sí. Y eso es un poco lo que ha pasado con el ‘macrobotellón’ en esta ciudad. Ayer, casi 4.000 jóvenes menos se reunieron en el recinto ferial Alfonso Sánchez a celebrar la ya tradicional Fiesta de la Primavera. Fueron unos 6.000 en esta ocasión, pero no hubo problemas que precedieran la cita, pactada de antemano desde la pasada edición en una reunión que hay que aplaudir y que nació como una iniciativa de la Concejalía de Juventud con las asociaciones juveniles y estudiantiles. Una vez relajadas todas las posturas, la macroreunión se desarrolló con toda normalidad. Eso sí, todo lo normal que es que miles de jóvenes se reúnan una vez al año con la única intención de beber alcohol. Sin embargo, no hay que olvidar lo preocupante de que cada vez con menos edad los adolescentes consuman, no solo alcohol, sino otro tipo de sustancias, por lo que es necesario continuar trabajando en materia de prevención y de educación desde todos los ámbitos sociales y sobre todo, desde los propios hogares.