Sigue inmerso y empeñado el director de Cáritas Diocesana en Jaén, Rafael López-Sidro, en acabar con esa caridad perenne que condena a las clases más necesitadas a una pobreza estructural y, de paso, a ese pillaje tan español (los menos, todo hay que decirlo). Al fin se materializa uno de los proyectos más ansiados por Cáritas en Jaén, los microcréditos para personas y familias en exclusión social, con el fin de emprender, de acceder a un puesto de trabajo a través de su propio negocio, gracias a La Caixa y con el asesoramiento del Colegio de Economistas de Jaén, algo que honra al colegio y a su decano, Rafael Peralta. Junto a esta iniciativa, que es necesario aplaudir, llegan también los contenedores para recogida de ropa y la tienda de segunda mano, otra iniciativa novedosa que se mueve en la misma línea del fin de la mendicidad. Todas ellas han sorprendido a un obispo recién aterrizado que dice haber encontrado muchas cosas positivas en Jaén y al que ha sorprendido el trabajo de Cáritas. La cruz de la moneda sigue siendo la situación que atraviesa no solo la capital, sino toda la provincia, con los altos índices de paro y una dependencia muy alta al sector primario y a los servicios, sin que el primero, termine de atraer industria a Jaén.