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Jerez

Jerez despide una Semana Santa a la que no le faltó de nada

Desde la histórica tromba de agua del Lunes Santo a la inédita decisión de Las Cinco Llagas, pasando por la incorporación de tres cofradías a la Carrera Oficial

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Petalada a la Esperanza de la Yedra

María Santísima de la Esperanza

Saeta al Prendimiento

La lluvia del Lunes Santo

Humildad y paciencia el Jueves Santo

El obispo Rico Pavés realizando la levantá al palio de los Dolores

Petalada a la Virgen del Valle

Misión se estrenó en la Madrugada

El pregonero, Pablo Baena, anunció el Domingo de Pasión en Villamarta la inminente llegada de una Semana Santa que valía “por tres”, aludiendo al tiempo que había sido necesario esperar para que las calles de Jerez volvieran a sentir la presencia de los cortejos nazarenos. Estos días han dejado tras de sí un reguero de acontecimientos merecedores por sí mismos de espacio en la memoria histórica de las cofradías. Ciertamente, en esta Semana Santa han ocurrido tantas cosas como en otras tres. El pregonero, sin quererlo, nos puso en alerta ante lo que venía. 

El Sábado de Pasión legó para la historia la llegada hasta el centro de la Hermandad de la Entrega de Guadalcacín, que recorrió trece kilómetros y medio para cumplir un anhelo y que ahora debe empezar a plantearse qué va a ocurrir a partir del año que viene. Las cofradías del Domingo de Ramos pudieron salir a la calle con relativa normalidad hasta que el fuerte viento empezó a deslucir una jornada que brilló mucho más por la tarde que por la noche. El Santísimo Cristo del Perdón salió por primera vez acompañado de los ladrones Dimas y Gestas, completando así su iconografía.

Los partes meteorológicos daban por hecho que el Lunes Santo iba a llover, a pesar de lo cual cuatro cofradías se echaron a la calle. Se quedaron en casa La Cena y La Viga. La Sed pudo llegar hasta el centro sin mayores problemas porque la primera llovizna no apareció antes de las cinco de la tarde. La Paz de Fátima, La Candelaria y Amor y Sacrificio iniciaron sus recorridos cuando ya chispeaba. Todo podía haber quedado en mera anécdota de no ser porque entre las 20.00 y las 20.15 aproximadamente descargó sobre el centro de la ciudad una impresionante tromba de agua. Se vivieron escenas desconocidas en las últimas décadas, con cortejos nazarenos, acólitos y músicos literalmente empapados. Tres cofradías se refugiaron como pudieron y regresarán hoy a sus respectivos templos.

El pronóstico meteorológico para el Martes Santo no era mucho más favorable. Se incorporaban a esa jornada Bondad y Misericordia y La Salvación. A la hora a la que debían salir a la calle llovía con fuerza, pero las predicciones daban por sentado que dejaría de hacerlo en un intervalo corto de tiempo y que además se abrirían grandes claros durante toda la tarde. También se advertía de que a partir de las 22.30 volvería a llover. A cinco de las seis cofradías -se libró La Defensión- les pudo más el corazón que la cabeza. Tras el retraso inicial, y con el cielo despejado, la jornada empezó a transcurrir con normalidad hasta que se cumplió el pronóstico y a empezó a llover. Lo hizo con poca intensidad y de manera intermitente, pero ya resultó imposible recuperar la normalidad. La Clemencia se quedó en la escuela de San José después de pasar por San Marcos. El resto regresó a su casa tras refugiarse en diversos templos.

El Miércoles Santo de 2019 sólo procesionó con relativa normalidad la Hermandad del Soberano Poder, que culminó su itinerario sin apenas incidencias a pesar de las adversas predicciones meteorológicas. Por tanto, las cofradías de esta jornada aguardaban la venia de la meteorología desde 2018. Disfrutaron de una jornada extraordinaria. También acompañó el tiempo a las corporaciones que debían procesionar el Jueves Santo y la Madrugada, en la que se estrenó La Misión.

Fue entonces cuando ocurrió algo que no se recordaba , ya que la Hermandad de las Cinco Llagas regresó a su templo porque la cuadrilla del palio de la Virgen de la Esperanza -comandada por Álvaro Barba- no podía literalmente con el paso. Eran pocos costaleros, demasiado jóvenes e inexpertos. El caso es que precisaron incluso de ayuda exterior para una vez en el Gallo Azul -en plena Carrera Oficial- desviarse hacia San Francisco. Allí se quedó ya toda la cofradía, en un hecho casi sin precedentes que obliga a la hermandad a iniciar un proceso de reflexión sobre su presente y su futuro.

La Hermandad de la Piedad fue la primera en pasar por la Carrera Oficial en la tarde del Viernes Santo, lo que le permitió regresar a su templo mucho antes de lo habitual, pero con media hora de retraso. La Virgen de Loreto procesionó sobre su nuevo paso y la Concepción presentó en la calle las evidentes mejoras que se han introducido en su palio, ahora ya por fin con unas dimensiones y proporciones acordes a la prestancia de su cofradía.

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