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Jueves 18/04/2024  

Jerez

“El Pregón está escrito en el corazón, lo que tengo que hacer ahora es ordenarlo”

Paco Zurita cree que a las hermandades les falta creerse "de verdad que son un instrumento vivo de la Iglesia" y le sobra "algo de soberbia y protagonismo"

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El Consejo local de la Unión de Hermandades anunció el miércoles 21 de septiembre el nombramiento de Paco Zurita como pregonero de la Semana Santa de 2023.

Su nombre figuraba en la práctica totalidad de las quinielas, dado que en estos últimos años se había prodigado ante los atriles.

Es hermano mayor de la Hermandad del Desconsuelo, tratándose además del primer miembro de esta cofradía en pregonar la Semana Santa de Jerez.

Ha pasado ya una semana desde el anuncio. ¿Cómo han transcurrido estos días? ¿Cómo se siente?

–Estos días se me han pasado volando, también porque hemos tenido muchas cosas en San Mateo, como la reinauguración de la espadaña o la verbena. Ahora me ha quedado una sensación de regusto muy agradable porque siempre es agradable pregonar la Semana Santa de tu tierra. Espero seguir saboreando ese regusto hasta que llegue el día del Pregón.

¿Tardó mucho tiempo en responder o lo suyo fue un sí casi inmediato?

–Nada, el tiempo de decir que sí. Creo que a todo el que tiene esta inquietud le agradaría que le llamaran. Para mí es un orgullo poder anunciar la Pasión de Cristo según Jerez.

En estos últimos años se ha prodigado en los atriles y todo el que así lo hace sueña con el Pregón de la Semana Santa… ¿Entiende que había llegado su momento?

–Creo que me ha podido llegar en mi mejor momento, porque las personas van madurando con el tiempo y no escribo ahora igual que hace diez o doce años. Es verdad que el tiempo ha corrido a mi favor y antes de ser más viejo y perder facultades… Ahora me siento pletórico de facultades y tengo una cierta madurez. Creo que es el momento idóneo.

Le llega el nombramiento siendo hermano mayor en ejercicio. ¿Esta circunstancia le condiciona de algún modo? ¿Cómo se va a organizar estos próximos meses?

–Hay un dicho que dice que si quieres que algo salga, hay que dárselo a alguien que esté ocupado. Estoy convencido de que siempre podemos sacar algo más de nosotros mismos. Me gusta escribir y para mí es un placer hacerlo. Escribir el Pregón me va a producir grandes gozos.

¿Ha tenido ya tiempo de pensar cómo quiere que sea su Pregón?

–Esto lo he tenido en mente desde siempre. Cada uno tiene su propio guión y su idea, que al fin y al cabo se basa en las vivencias, que son las que hacen el Pregón. El Pregón está escrito en el corazón de cada uno, ahora lo que queda es ordenarlo y escribirlo. Lo tengo meridianamente claro, cómo empieza y cómo acaba…

...Conociéndole supongo que empieza y acaba en San Mateo...

–No tiene porqué, es una posibilidad como cualquier otra. Es cierto que las vivencias que he podido tener en San Mateo son profundas porque allí paso mi vida cofradiera, pero también hay muchos momentos que me han causado un gran impacto y que no me pierdo año tras año. Soy un amante de las cofradías y de mi ciudad y a cualquier hermandad que sale a la calle la considero como propia. Una vez me tocó vivir la Semana Santa fuera de Jerez y vivirla a distancia te hace ver su importancia, lo que de verdad sientes cuando ves a cualquier cofradía por la calle.

¿Será un Pregón tradicional o hay margen para innovar?

–Me gustan las cosas clásicas. Es verdad que los medios que tenía Montero Galvache cuando dio sus dos pregones no son los mismos que tenemos ahora y eso abre un abanico de posibilidades, pero creo que aquí los únicos protagonistas son Jesucristo y la Virgen María, que deben ser el centro del Pregón. No soy muy partidario de buscar demasiados elementos que distorsionen un Pregón clásico y puro, aunque sí es cierto que tengo algunas ideas que puedo contemplar sin salirme del clasicismo.

Más allá del Desconsuelo, ¿de qué imágenes y cofradías se siente cercano? ¿Cuáles son sus otras devociones?

–Me siento muy cercano a la Hermandad de las Angustias, entre otras cosas porque nací un Domingo de Ramos y prácticamente cuando la cofradía estaba saliendo a la calle y porque además mi abuelo materno era de esa hermandad. Además es una iconografía que me ha perseguido siempre y que me cautiva. De niño me impactaba mucho ver al Descendimiento por la Porvera. Y luego, cómo no, el Señor del Prendimiento, el Cristo de la Viga, la Virgen del Mayor Dolor, la Virgen de los Remedios, el Cristo de la Salud... Tenemos imágenes que son la envidia de otras ciudades.

¿Qué momento están viviendo las hermandades?

–Hemos vivido estos dos últimos años cosas muy interesantes que he disfrutado mucho. Durante la pandemia hemos tenido ocasión de conocernos mejor y han surgido redes y movimientos interesantes, como el tema de las mascarillas, Costaleros por nuestros mayores…, donde las hermandades han colaborado unas con otras… Eso ha permitido conocer una faceta interior preciosa. Las hermandades perseguimos un mismo objetivo, que es dar a conocer el mensaje de Cristo y ayudar a la Iglesia de los demás. Eso es lo que compartimos. Lo demás son pequeñas competencias sobre quién lo hace mejor o peor, que son cosas que tienen poca importancia cuando el objetivo común se consigue.

¿Qué cree que le falta y le sobra a las hermandades?

–Nos falta creernos de verdad que somos un instrumento vivo de la Iglesia y tenemos que ser responsables. Nos sobra un poco de soberbia, de falta de autocrítica y demasiado afán de protagonismo. Lo más bonito es la sencillez y la elegancia de lo humilde, todo lo demás vendrá por añadidura. Tenemos que ser los últimos para ser los primeros, servir a los demás. No buscar tanto la belleza exterior, que hay que cuidarla también, pero no quedarnos ahí, porque la verdadera belleza interior de las hermandades.

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