El incremento del precio de los vinos del Marco de Jerez no está siendo asimilado por algunos mercados internacionales, hasta el punto de que el presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, admite que las ventas están cayendo “bastante” en países acostumbrados a consumir “los segmentos más económicos” de los caldos amparados por la Denominación de Origen.
Saldaña justifica esa subida del precio al “encarecimiento” de la materia prima, entre otras cosas porque una bota de mosto ha pasado a costar “de 350 a 1.000 euros en unos pocos años” y ese incremento ha habido que repercutirlo en el producto final.
La subida del precio compensa de algún modo esa merma del volumen de ventas y de hecho “en términos de facturación” el ejercicio “no va mal”. No en vano, Saldaña entiende que la conclusión que cabe extraer de este nuevo escenario es que “ahora se vende menos vino, pero a mejor precio”.
Tanto es así que en el futuro inmediato el sector tendrá que “acostumbrarse” a medir su evolución “en términos de facturación y no de volumen de ventas”, porque debe partirse de la base de que el proceso de crianza de los vinos del Marco de Jerez “es caro”. “Hay que trabajar para garantizar que la actividad vitivinícola sea rentable para todos los eslabones de la cadena. Ahora mismo ya lo está siendo para los viticultores, pero también debe ser rentable para las bodegas”, apostilló.
El hecho de que la vendimia vaya a cerrar con un incremento de la producción “del 23 por ciento” contribuirá de algún modo a una cierta “moderación” de los precios, que también sufrieron el año pasado las tensiones provocadas por la escasez de materia prima con la que atender todas las necesidades del sector. “Este año se va a liberar esa tensión y se podrán observar precios más razonables, lo cual no significa que no debamos seguir avanzando hacia unos precios adecuados a la calidad del producto”, añadió.
Hay que recordar a este respecto que en la pasada campaña hubo “problemas serios para satisfacer la demanda de mostos”, toda vez que debe tenerse en cuenta que la cosecha se utiliza también para la elaboración de vinagres y para el envinado de botas, que es una de las actividades más rentables para el sector.
Saldaña ha dado prácticamente por finalizada la vendimia, con una producción superior a los 61 millones de kilos de uva a falta del cierre de pequeños lagares cuyas aportaciones no pasarán ya de ser testimoniales.
Las lluvias registradas a lo largo del ejercicio y las suaves temperaturas del verano han permitido alcanzar un rendimiento medio de 9.500 kilos por hectárea, que es “razonable” si se tiene en cuenta que la media de las cuatro campañas anteriores no había pasado de las 8.000.
