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Los jardines de Poseidón

Este 2012 darán inicio las campañas por tierra y mar del proyecto LIFE 09 NAT/ES/000534 para la conservación de las praderas de Posidonia

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  • Fanerógamas marinas -
Quizás muchos de nosotros, paseando por la playa, por una de estas playas tan nuestras, playas mediterráneas de arenas blancas y aguas transparentes, nos hayamos encontrado con ella y no hayamos reparado en su presencia. Inadvertida por el ojo dormido, esta joya del mediterráneo vive a pocos metros de nosotros, descansando bajo el agua, respirando, creciendo lentamente y escondiendo entre sus hojas un mundo submarino casi mágico. Del propio dios del mar deriva su nombre, Posidonia (Posidonia oceanica), una fanerógama mediterránea única, formadora de extensas praderas marinas milenarias, los jardines de Poseidón.

Posidonia es uno de esos seres tan especiales, cuyos ancestros, una vez se adueñaron del mundo terrestre “decidieron” reconquistar el mar, su hogar primigenio. Posidonia es una planta como las que estudiábamos en la escuela, con raíces, tallo, hojas, flores y frutos pero que, en vez de encontrarse en el campo o en el bosque, crece única y exclusivamente en el Mar Mediterráneo, y esto la convierte en un organismo todavía más especial.

Flor Marina
Necesita la luz del sol y los nutrientes del agua para poder vivir y por ello no la encontraremos a grandes profundidades, sino cerquita de la superficie del agua, donde podremos contemplar sus largas y flexibles hojas de color esmeralda meciéndose al compás de las corrientes. Algunos otoños, las praderas de posidonia florecen en silencio y de pequeñas y discretas flores submarinas emergen curiosos frutos, las “olivas de mar”. En la primavera, estos frutos ya maduros se desprenden y, una vez liberan su preciosa carga sembrando el fondo marino, llegan hasta nuestras orillas arrastrados por las corrientes y las olas como si de pequeños náufragos se trataran.

En nuestro paseo por la playa, además de frutos podemos encontrar otras señales de la presencia de estas increíbles formaciones en nuestras costas como son las pelotas de mar, los acúmulos y cojines de hojarasca, trozos de rizoma, arrancados por los temporales, y los famosos arribazones, formados por hojas de posidonia que, cual árbol otoñal, renueva sus hojas cada año.

Vida entre las flores
Si nos adentramos un poquito en el agua y miramos más allá, podremos descubrir que estas praderas son el hogar de infinidad de seres; peces como los caballitos de mar o las salemas, equinodermos como las diminutas estrellas del capitán que viven sobre las hojas de posidonia, erizos de mar o sus curiosos primos los pepinos de mar, gigantescos bivalvos como las nacras u otros moluscos como el pulpo o la jibia…, y así hasta 1000 especies animales y 400 vegetales que dependen de la salud de estas praderas para sobrevivir.

Además de ser lugares de extrema belleza y albergar una inmensa riqueza, las praderas de posidonia son esenciales para mantener nuestras playas en buen estado de conservación. Los arribazones, injustamente tratados por la opinión pública, protegen nuestras playas de la fuerza de las olas evitando que “el mar se las lleve” y a su vez, gracias a los pequeños organismos calcáreos que viven sobre las hojas de posidonia, generan nueva arena blanca de gran calidad. Las hojas de la posidonia atenúan el oleaje y retienen sedimentos en suspensión, manteniendo la transparencia y claridad de las aguas.

Las praderas son el cobijo y lugar de cría de multitud de especies comerciales, siendo esenciales por tanto para mantener una actividad pesquera local sostenible. También capturan CO2 y lo secuestran durante milenios, disminuyendo con ello el calentamiento global y combatiendo el cambio climático.

Una situación delicada
Son muchos los servicios y beneficios que las praderas de posidonia ofrecen a la sociedad y a las comunidades locales, tanto ecológicos como sociales y económicos. Pero este tesoro del mediterráneo está en grave peligro.

Muchas son las amenazas que sufre y además su propio crecimiento no juega a su favor, crecen de forma extremadamente lenta, ¡poco más de 1 cm al año! El ritmo de recuperación de la propia planta se ve superado por los efectos de las obras del litoral, la contaminación marina, la pesca de arrastre ilegal, los dragados, los vertidos y el fondeo no responsable de miles de embarcaciones profesionales y de recreo cada año.

El futuro de las praderas de posidonia es incierto y nuestro desconocimiento sobre su existencia e importancia es la principal amenaza que estos valiosos ecosistemas sufren. Sin embargo, en nuestras manos está protegerlos, con pequeños gestos en nuestro día a día. Con la implicación de las administraciones responsables y la nuestra propia podremos augurar un futuro para la posidonia, trabajando juntos.

Con este objetivo, se ha puesto en marcha un proyecto de financiación europea para la “Conservación de las praderas de Posidonia oceanica en el Mediterráneo andaluz”, LIFE09 NAT/ES/000534, que junto con la coordinación de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y la cofinanciación de CEPSA, pretende implementar medidas de protección y conservación de las praderas andaluzas, así como divulgar y concienciar sobre la importancia de estos valiosos hábitats únicos en el Mediterráneo.

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