El Simpecado de la Hermandad de Jerez regresó anoche a Santo Domingo, poniendo de este modo el epílogo a una romería que en esta ocasión ha estado caracterizada por las bajas temperaturas. De hecho, la de ayer fue prácticamente la única jornada del camino que ha disfrutado del calor propio de esta época del año.
Por lo demás, la romería ha transcurrido con ausencia de incidentes dignos de mención. Los romeros jerezanos iniciaron esta última jornada de camino en Marismillas, lugar en el que se celebró la eucaristía antes de poner rumbo a la playa de Malandar y cruzar la desembocadura del Guadalquivir.
Ya en Bajo de Guía se procedió al rezo del último Ángelus de camino, buscando la comitiva el reencuentro con el paraje de Ventosillas.
El final del camino estuvo caracterizado por el calor, el cansancio y las ganas de volver a casa, sobre todo teniendo en cuenta la dureza del último tramo, por la carretera del Barroso.
Muchos jerezanos se acercaron al entorno del Hospital de San Juan Grande para recibir a una comitiva que a continuación buscaría el centro por la calle Taxdirt.
Al igual que ocurriera hace doce meses, los rocieros no tendrán que esperar un año para disfrutar de la presencia de la Virgen en la calle, toda vez que está prevista una salida extraordinaria para el próximo 19 de agosto.
