En la que era su segunda jornada de visita oficial a Gibraltar, la Princesa Real Ana de Inglaterra, tuvo la oportunidad de acercarse al pueblo y comprobar lo bien recibida que era por los gibraltareños. Aunque no constituía uno de los principales actos de la agenda de ayer jueves, el paseo de la Princesa por calle Real fue lo más disfrutado por la ciudadanía. La Princesa, poco dada a las aglomeraciones, se acercó personalmente durante su paseo con el ministro principal, Peter Caruana, a varios grupos de gibraltareños que la esperaban en Casemates Square y a lo largo de Main Street, así como a departir cariñosamente con propietarios de algunos céntricos comercios.
La segunda jornada de su visita oficial al Peñón, comenzaba a primera hora de la mañana en la base naval, donde la Princesa era recibida por el comandante de las Fuerzas Armadas británicas en Gibraltar (CBF), comodoro Adrian Bell, quien fue el encargado de presentarle a los oficiales de la Torre. Acto seguido de procedió a una entrega de medallas, impuestas por Ana de Inglaterra. Los receptores de las insignias por años de servicio y buena conducta fueron el suboficial William O´Hare, el sargento Hutchinson y la sargento Zita Jehan.
Tras la ceremonia la Princesa departió con los representantes de los varios cuerpos militares presentes en el acto.
Quizás uno de los actos más esperados de la jornada era la inauguración del Centro Médico Princesa Real, ceremonia que se vio profundamente deslucida por las inclemencias meteorológicas. El fuerte temporal de poniente que se desató horas antes de la llegada de la Princesa en la jornada del miércoles, arreció ayer y se dejó notar especialmente en las inmediaciones del hospital militar, ubicado dentro del acuartelamiento de Devil´s Tower y muy cercano al mar del este, una zona de gran sensibilidad para España por ser el istmo que une su territorio con el Peñón. Ana de Inglaterra llegaba al hospital acompañada por su marido, el vicealmirante Timothy Lawrence y el gobernador Sir Robert Fulton. A ellos se unió el CBF Adrian Bell y el comandante médico del centro, Joe Neary, quien fue el encargado de guiarla en su visita, a cuya conclusión la Princesa Real procedió a descubrir la placa conmemorativa que lleva su nombre a la entrada del centro médico militar.
La jornada prosiguió con el paseo por calle Real acompañada de Peter Caruana, quien la acompañó hasta la entrada del Convento, residencia del Gobernador, desde donde la hija de la Reina de Inglaterra se desplazaba hasta el centro de ocio King´s Bastión, donde la esperaba una nutrida representación de gibraltareños y una recepción.
Por la tarde, la Princesa Ana se trasladaba a la reserva natural del Peñón y acompañada por el ministro de Cultura y Patrimonio, Edwin Reyes, el jefe ejecutivo de la Oficina de Turismo, Nicky Guerrero, el asesor del Gobierno en temas de patrimonio natural, John Cortés y el mayor Marcello Sanguinetti, gerente de turismo, visitó varios senderos de la zona alta, muchos de los cuales fueron creados con propósitos militares.
Hoy concluye la visita oficial de tres días con una visita de la Princesa al residencial Waterport Terraces y al colegio de educación especial Saint Martin, tras lo cual será conducida al aeropuerto donde se le ofrecerá una ceremonia de despedida por parte de las autoridades.
Peter Caruana
El ministro principal, Peter Caruana, aseguraba ayer tras su paseo por calle Real con la Princesa, que la polémica en España como consecuencia del viaje “se ha creado en unos sectores muy limitados y entre un puñado de personas que además pueden tener sus agendas personales de protagonismo y de querer complicarle la vida al Gobierno”.
Resaltó el líder socialdemócrata que la postura adoptada por el Gobierno español había sido “la que todos esperábamos que tuviera, que era registrar en un sentido formal su malestar por la visita, pero después la acepta como han hecho todos los anteriores gobiernos de España con anteriores visitas”. Por lo tanto Caruana considera que hay que distinguir entre “la reacción medida del Gobierno de la nación y las declaraciones que pueden tener como base una actitud política doméstica de querer marear la perdiz y que puede ofrecer algún diputado que otro”.
Reiteró que Gibraltar “es parte de los territorios de Su Majestad, un punto en el que no hay dudas y por lo tanto la familia real visita y es bienvenida a Gibraltar como se hace en todos sus dominios”.
Con relación a una posible consecuencia negativa sobre el Foro Tripartito a raíz de la visita, el ministro principal señaló que es obvio que “vuelve a existir un grupo de individuos que desean utilizar el tema de Gibraltar dentro del marco político en España como un asunto nacionalista. Creo que es un gravísimo error, sobre todo para los partidos de la oposición que optan por el gobierno del futuro y que después se verán con la imposibilidad de poner en acción las palabras que le lanzan al gobierno del día de hoy”.
Caruana, que no suele responder a las declaraciones de política interna española, matizó ayer que “cuando se intentan utilizar para derrocar un proceso político que es positivo para todas las partes, la opinión pública española y particularmente la del Campo de Gibraltar debe de ser consciente de cuando se puede estar utilizando un tema ajeno para conseguir beneficios políticos".
“Utilizar la visita real para poner trabas al proceso tripartito a mí me parece de una ingenuidad política con mayúsculas”, concluyó Caruana.
Recorrido marítimo
Las adversas condiciones climatológicas dejaron el programa de la visita abierto a cambios en la jornada de ayer. Finalmente se llevaron a cabo todas las visitas previstas a excepción de un acto, que estaba dentro de la agenda pero que se suspendió debido al temporal.
Se trataba del traslado de la Princesa Real desde la base naval hasta Marina Bay a bordo de una patrullera del Escuadrón de Gibraltar. El propósito de este acto era que Ana de Inglaterra conociera al escuadrón y pudiera divisar el Peñón desde el mar. La patrullera HMS Scimitar era la que se encargaría del traslado y a ella se unirían a modo de escolta la HMS Fabre y varias lanchas de la Royal Gibraltar Police.
Este acto, suspendido a primera hora de la jornada de ayer por el temporal, podría haber desatado una adversa reacción por parte de los sectores políticos españoles, ya que tal y como se especificaba en el programa, la misión del Escuadrón de Gibraltar es dirigir operaciones marítimas encaminadas a detectar amenazas a la seguridad y mantener la integridad de las aguas territoriales británicas en Gibraltar, a la vez que contribuye a la defensa y seguridad del Peñón y sus puertos de desembarco aéreo y marítimo.
La cuestión de las aguas territoriales gibraltareñas ha sido protagonista durante los días previos a la visita de la Princesa Real, al conocerse que la Comisión Europea había aceptado un requerimiento español para listar la mayor parte de las aguas de Gibraltar como una de las zonas protegidas de España bajo la legislación medioambiental de la UE. La noticia era acogida en el Peñón como un síntoma más de la campaña española para minar la jurisdicción de Gibraltar sobre las aguas que le rodean.
Moratinos expresa su indignación a Miliband
El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, expresó ayer a su colega británico, David Miliband, el “rechazo, consternación e indignación del Gobierno y de toda la sociedad española” por la visita de la princesa Ana de Inglaterra a Gibraltar. “Le he explicado que esta visita hiere la sensibilidad de todos los españoles”, afirmó Moratinos tras participar en Bruselas en el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN, donde se encontró con Miliband.
Moratinos afirmó que tenía previsto trasladar su queja a Miliband, pero fue el propio británico quien se dirigió primero a él, “preocupado por el rechazo que ha podido constatar en los medios de comunicación españoles” ante la visita real a la colonia británica.
Según Moratinos, el ministro británico le respondió que “hay que seguir trabajando para avanzar y mejorar en las relaciones a través del Foro de Diálogo Tripartito para así evitar conflictos”, en referencia al mecanismo en el que participan representantes de España, Reino Unido y el Gobierno gibraltareño. También para el jefe de la diplomacia española este foro trilateral es la manera adecuada de mantener un diálogo sobre el problema del Peñón, “lo cual no quita para que expresemos nuestra indignación”, concluyó.
Partido Popular
Por su parte el diputado nacional del Partido Popular, José Ignacio Landaluce, anunciaba ayer en un comunicado que la comisión de Exteriores del Congreso debatirá el próximo martes la Proposición No de Ley del PP sobre la soberanía de Gibraltar.
Los populares presentaron el pasado mes de enero el documento en el que instan al Gobierno a retomar las negociaciones “de acuerdo con las resoluciones y decisiones pertinentes de las Naciones Unidas”. Landaluce ha asegurado que las relaciones entre España y Gibraltar “no pasan por su mejor momento” y que “han sufrido otra vuelta de tuerca con la visita de la princesa Ana de Inglaterra”.
“Con la aprobación de esta Proposición No de Ley, el Gobierno de España demostraría no estar dispuesto a renunciar a sus legítimos derechos sobre un territorio que nunca ha dado por perdido”, insistió el diputado.
Además, de salir adelante, esta iniciativa “podría servir para poner freno al desmedido afán de protagonismo que está teniendo el Gobierno de Gibraltar en sus pretensiones expansionistas por tierra, mar y aire”.
Se hace imprescindible un posicionamiento firme y contundente, y, para el PP, la aprobación de esta Proposición No de Ley rubricada por Gustavo de Arístegui y Landaluce, es un inmejorable “punto de partida para sentar las bases de una reivindicación histórica que en los últimos meses Gibraltar ha pretendido llevarse a su terreno”.
Otro de los compromisos que pretende obtener el PP es que el Gobierno español mantenga en vigor las restricciones sobre la cooperación en materia militar relativa a Gibraltar, mientras que no se retome el proceso negociador a fin de solucionar todas las diferencias sobre Gibraltar, donde serán tratadas las cuestiones de soberanía.