Día de la pobreza energética

Hoy diecisiete de febrero, se conmemora el día de la pobreza energética, porque la mayor oleada de frío que ha sufrido Europa se produjo entre los días 17 y 23 de febrero de 1956.  Para muchos no será relevante, pero el último informe que se hizo sobre el tema en España, el de 2012, reveló que había siete millones de hogares donde el sueldo no daba para las facturas energéticas. Así que no me parece trivial dedicar un día  a recordar que hay muchos hogares en los que los ingresos no son suficientes para pagar la energía necesaria para las necesidades domésticas, sobre todo cuando los precios de ésta no han dejado de subir y subir en los momentos más duros de crisis económica. Al mismo tiempo que los sueldos no han dejado de bajar y bajar tanto que a lo mejor hay para comer pero no para encender la calefacción y hemos visto en las noticias como  la nieve y el frío invaden esta semana nuestro país. Los más vulnerables, los ancianos con pensiones de miseria, a los que pasar frío les agrava sus enfermedades hasta el punto que se habla en ese mismo informe de 2012 de más de siete mil muertes prematuras. Los eslabones más débiles de la cadena: ancianos, enfermos y niños, como siempre los más afectados.
Prometeo, según la mitología griega, tuvo el valor de robar el fuego a los dioses para entregarlo a los hombres, condenándose con ello a un castigo eterno. Un águila le devoraba el hígado durante el día y por la noche le volvía a crecer para entrar en una rueda eterna de sufrimiento. Será enfrentarse a las eléctricas en España tan peligroso que no encontremos nunca un Prometeo capaz de hacerlo y la cosa se quede siempre en gracietas. El PP en plena precampaña bajó la luz un 2,2 % en agosto, cuando ésta había subido un 10% en estos últimos cuatro años de legislatura. Y un diez por ciento es nada cuando comprobamos que de 2003 hasta hoy los españoles pagamos la luz un 83% más cara.Pero traduciendo a euros esta bajada de cuánto estábamos hablando, pues de 1,7 euros en una factura de 70.
Claro que a lo mejor el problema está en los consumidores, usar el lavavajillas ahorra hasta 30 litros de agua. Además hay que aprovechar el calor residual del horno, dejar que se termine el plato con el horno ya apagado. Cuánto absurdo, el problema es calentar la comida, los que dicen esto no saben que el hueco que ha dejado el horno en la mayoría de las cocinas españolas ha rentabilizado el espacio.