El público recordará los 25 minutos que estuvo sobre las tablas Ezequiel Benítez
La segunda y última noche del festival flamenco Luna Llena del Castillo de Castellar colgó el no hay billetes en taquilla e inició el espectáculo a las 23.00 horas del sábado. Ante más de 300 personas, Agustín Delgado hizo de anfitrión para un cartel donde el cante y el baile pesaban por igual.
Luis El Zambo abrió la noche con sus cantes de Jerez, acomodándose en el escenario y con fandangos por doquier. No faltaron ni seguiriyas ni bulerías. Los fandangos, el cante más popular de este punto de la comarca, fueron largamente aplaudidos por lo que el veterano de Jerez, familia de Sordera y Terremoto, tuvo claro de qué palo no bajarse durante su actuación.
A la media noche, subía al escenario el cuadro flamenco de Triana acompañados de Moi de Morón y de la bailaora Manoli Ríos.
Hubo un cambio de bailarín de última hora, Juan El Polvillo sustituyó a Juan Ogalla para acompañarla. La incombustible fuerza de Moi de Morón e Inma Rivero al cante y el guitarrista Rafael Rodríguez se llevaron de calle al público.
La estampa de Manuela Ríos en el escenario, con ojos sin límite, bien podría pasar por de la una gitana canastera de los años veinte. Baile agarrado y complejo que sedujo en las tablas del castillo.
Descanso y paso a la algecireña Noelia Sabarea que acaparó el escenario durante una hora con tres pases distintos, uno vestida de corto, otro de canastera y otro con bata de cola. Baile en crescendo que supo levantar al público al finalizar el número. La acompañaron Antonio Carrasco y Kiko Ramos al cante, Antonio Peralta El Kuko, a la guitarra y El Shuster a la percusión.
Aplausos por doquier
Pero sólo cuatro horas después de empezar llegó lo mejor. El joven y enorme, en tamaño y talento, Ezequiel Benítez logró el pellizco ante una plaza que se resistía al frío de la madrugada, y a la que, tras marcharse, regresaron muchos, como si se tratara del flautista de Hamelín. Fueron 25 minutos exactos los que estuvo en las tablas, la mitad a capela, a base de fandangos y soleás mayoritariamente. También estrenó letras profundas en el castillo. Los aplausos se sucedían por doquier y la levantada general del público puso el adiós al XVII edición del festival flamenco Luna Llena.
Para la concejala de Cultura, Victoria González, el festival ha satisfecho todas las expectativas con las que se contaban. “A pesar de la crisis”, manifestó, “la taquilla ha funcionado bien, porque este festival cuenta con un número importante de fieles. Son 20 euros de entrada, pero son cuatro espectáculos distintos los que se ven. Al que le gusta, lo paga y lo entiende”. González finalizaba añadiendo que “han sido nueve horas de flamenco, de jóvenes talentos y veteranos de las formas, por los que las felicitaciones al Ayuntamiento han vuelto a ser muchísimas”.
Durante la primera noche del festival fue el joven bailaor David Morales quien dos veces levantó al respetable a golpe de tacón. Destacó también en la primera jornada flamenca del Castillo la entrada a capela y a pleno pulmón de una cordobesa de 23 años que cantaba con la hondura de siglos de tradición flamenco. La bella India Martínez, que acaba de sacar un disco de canción, Despertar, hizo flamenco con sensibilidad, dulzura y respeto y un sorprendente conocimiento de las formas.