“Está siendo durete, no tanto por el agua, sino por el aire. El viento que hace me tumba y no me deja avanzar”, señala Miguel Palomino, el jienense que desde el pasado sábado cruza la península para visualizar el síndrome Treacher Collins a través de su proyecto ‘Pedaleando por Emma’. Además de la pequeña jerezana de 17 meses, en el resto del país también hay ‘otras Emmas’ y el primer contacto lo tendrá mañana en Salamanca, donde también se reunirá con la presidenta de la Asociación Nacional de las Enfermedades Raras.
Por delante tiene aún centenares de kilómetros que completar hasta llegar a Pamplona, donde está la sede de la Asociación Nacional de Treacher Collins, dentro de unos 10 días. Allí será el punto final de esta aventura tras culminar los 2.000 kilómetros, pero antes este monitor deportivo y fundador de su proyecto solidario Quixocan, con el que cada año realiza un reto (el de Emma es el tercero), tendrá que superar nuevas etapas y nuevos “frentes”, en una experiencia que pese al mal tiempo está resultando “increíble”, como narraba ayer a Viva Jerez en Cáceres tras completar su etapa 6.
“La experiencia está siendo increíble, especialmente cuando llegas a los sitios o durante el camino la gente se interesa y te pregunta, interesándose por la enfermedad”. Una patología que, como explica, “casi nadie conoce”, salvo cuando Miguel da alguna pista más y les habla de la película Wonder protagonizada por Julia Roberts. “Se vuelcan más con el tema cuando saben que estas personas pueden hacer vida normal, más allá de sus carencias de oído, y tienen movilidad”.
De momento, avanza según lo planificado en su bicicleta con un remolque en el que viaja Kenya, su compañera de aventura. Hubo una jornada que por culpa del viento no pudo salir y que recuperó al día siguiente juntando dos etapas. Esa jornada también fue productiva. “En Monesterio me presenté en el Ayuntamiento y también hice entrevistas para los medios de Extremadura para dar difusión a la enfermedad. Hasta ahora, además, ha podido hacer noches en albergues en los que le han permitido que durmiera también su perra, con lo que no ha tenido que montar la tienda de campaña que lleva a cuestas. A punto de cumplir su primera semana pedaleando, Palomino está encantado con este viaje, del que aún le quedan muchos episodios que contar.