El agua y los servicios que se prestan en torno a ella juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el desarrollo de los territorios y la sostenibilidad ambiental. La gestión eficiente de estos servicios (o la ausencia de ella) incide en la vida diaria de todos y propicia el bienestar de la población, con un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas.
El Día Mundial del Agua de este año invita a reflexionar sobre el cambio climático y su clara relación con la gestión del agua. Los objetivos nº13 y nº6 delos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, -“Acción por el Clima” y “Agua Limpia y Saneamiento”-, suponen un llamamiento al conjunto de la sociedad para unir esfuerzos, impulsar alianzas (ODS17 Colaboración Público-Privada) y ofrecer soluciones viables para gestionar el agua de forma sostenible bajo una triple dimensión: social, financiera y medioambiental.
El cambio climático es un reto global que amenaza el futuro de nuestro planeta y Aqualia, una compañía conectada con más de 23 millones de usuarios en todo el mundo, es consciente de que debe ser parte de la solución. La compañía emplea la innovación y la tecnología para crear
soluciones viables en eficiencia energética y en reducción de huella de carbono de procesos y servicios.
Hacia una economía verde y descarbonizada
Para Aqualia resulta prioritario disminuir el impacto de su actividad en el medioambiente. En 2014 se convirtió en la primera empresa del sector en España
en calcular la huella de carbono de toda su actividad y registrarla en la OECC del MITECO. Desde entonces, ha desarrollado numerosas actuaciones para avanzar hacia una economía sostenible y baja en carbono.
Muchos de estos proyectos están orientados a eliminar los contaminantes del agua residual que todos producimos en nuestros hogares y transformarlos en biogás para otros usos, entre ellos para mover vehículos. En el último año, Aqualia incrementó la
producción de biogás procedente de diversas plantas depuradoras de aguas residuales. El
potencial de la energía generada sería suficiente para abastecer una flota de 10.000 vehículos.
Un ejemplo de proyectos que han contribuido a esta cifra es el programa
ABAD Bioenergy, seleccionado por el Ministerio para la Transición Ecológica dentro del
Proyecto Clima del Fondo de Carbono para una Economía Sostenible (FES-CO2) que busca actuaciones de reducción de gases de efecto invernadero que sirvan para avanzar hacia una economía baja en carbono. El objetivo del programa, coordinado por Aqualia, es el de obtener combustible vehicular a partir de agua residual.
Otro ejemplo en esta línea es el proyecto Smart Green Gas, también coordinado por Aqualia y apoyado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial(CDTI) y fondos europeos FEDER. El objetivo es generar biometano para vehículos a partir del biogás obtenido en los procesos de depuración anaerobia de aguas residuales urbanas. Aqualia ya dispone de cuatro plantas funcionando en Chiclana y Jerez (Cádiz), Lleida y Madrid y está prevista en 2020 la implantación de dos más en Guijuelo (Salamanca) y República Checa, que demuestran la eficacia de este sistema en la reducción de hasta un 80% de CO2.
La generación de energía en la gestión del ciclo del agua es clave en el ahorro de emisiones. Aqualia no solo incrementó significativamente la producción de energía renovable a partir del biogás en el último año, sino que también redujo el consumo
de energía combustible en un 6,59% y de energía eléctrica en un 2.49%.
La gestión del ciclo integral del agua tiene un impacto sobre el medio ambiente, por la propia naturaleza de la actividad. El Objetivo 13 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, Acción por el Clima, nos anima a adoptar medidas frente al cambio climático, lo que sitúa a las compañías operadoras de servicios urbanos de agua en la responsabilidad de barajar soluciones viables para la gestión sostenible y respetuosa con el medioambiente.
El agua resulta fundamental para el desarrollo socioeconómico, la energía y la producción de alimentos, los ecosistemas saludables y para la supervivencia misma de los seres humanos. El agua también forma parte crucial de la adaptación al cambio climático, y es el vínculo crucial entre la sociedad y el medioambiente. Por todo ello, la gestión del ciclo integral del agua será, sin duda, a través del ODS6, Agua Limpia y Saneamiento, uno de los factores clave para alcanzar el éxito en el camino hacia el desarrollo sostenible.
La década de la acción
El agua es el argumento clave para la implementación de soluciones integradas de desarrollo y, sin duda, es un elemento transversal en el que se cruzan todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y, sin embargo, la gestión eficiente del agua se enfrenta a grandes retos en los próximos años.
Según datos de Naciones Unidas, la disminución de los recursos de agua dulce será de un 40% para el año 2030. El Informe Mundial de la ONU sobre desarrollo de Recursos Hídricos (2018) prevé un aumento de la demanda de agua de entre el 20 y el 30% para 2050.
Estos datos, unidos al crecimiento de la población mundial, podrían conducirnos de manera vertiginosa hacia una crisis mundial del agua. En este escenario, el organismo internacional declaró el Decenio 2018-2028 como el
Decenio de Acción para el Agua: Agua y Desarrollo Sostenible. De esta manera la sociedad cuentacon un marco de actuación y de innovación para acelerar el cumplimiento del ODS 6 y sus respectivas metas, aunando esfuerzos para enfrentar los desafíos relacionados con el agua y, por ende, el resto de objetivos de la Agenda 2030.
Empresas como Aqualia están apostando por la integración de los ODS en su estrategia empresarial para poder ser actores protagonistas de este cambio mundial que ha impulsado Naciones Unidas. Generar soluciones, medidas y hechos concretos que impacten en la consecución de los ODS.
Retos de España
La sociedad española no permanece ajena a los desafíos climáticos planteados a nivel global y que pueden poner en riesgo el alto nivel de desarrollo y bienestar alcanzado por nuestro país en los últimos cuarenta años. El alto nivel de vida del que disfrutamos se apoya, entre otras cosas y de manera fundamental, en la excelencia de los servicios públicos: educación, sanidad, y lo que podríamos llamar “servicios ciudadanos”: luz, agua, servicios medioambientales o telecomunicaciones, entre otros.
La eficiencia de estos servicios se debe, sin duda, a la gestión de las administraciones públicas y a las inversiones realizadas durante estos años. Adicionalmente hay que subrayar el ejemplar sistema de colaboración público-privada desarrollado en nuestro país, que a diario hace posible abordar proyectos de infraestructuras y mejorar la prestación de los servicios públicos. En este ámbito, son los servicios básicos municipales los más cercanos al ciudadano y los que le reportan un mayor confort.
Pese a lo alcanzado en estos años, el futuro no aparece exento de importantes retos económicos, políticos, sociales y, también medioambientales que la sociedad española debe afrontar de manera urgente y decidida. La transición hacia una economía circular, la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la creciente despoblación de las zonas rurales, y la gobernanza y financiación de nuestros servicios públicos son algunos de ellos. Se trata de retos de enormes dimensiones y cuya solución pasa, ineludiblemente, por el consenso social y por la colaboración entre todas las instituciones públicas (ayuntamientos, comunidades autónomas y administración central), que son las titulares de esos servicios, y el tejido empresarial más especializado.