Hace unas pocas horas parece que se ha puesto un punto y aparte en el bloqueo que las instituciones judiciales que estaban sufriendo. El Consejo General del Poder Judicial aprobó como candidatos al Tribunal Constitucional a César Tolosa y María Luisa Segoviano, dos magistrados del Tribunal Supremo de reconocido prestigio.
La polarización que sufren estas instituciones y que se va a seguir repitiendo no es una cosa de hoy, ni siquiera del pasado reciente, sino que el problema lleva persistiendo muchos años y ninguno de los dos grandes partidos ha decidido cambiarlo cuando estaba en el poder, ya que les beneficiaba a sus intereses controlar un poder tan importante como es el Judicial.
Además, en esta última crisis hemos sido presa de titulares realmente inauditos, en los que unos, que no han respetado nunca la Constitución y, de hecho, han actuado como si no existiera, han llamado anticonstitucionales a los demás.
El que los bloques propuestos por cada partido votaran al unísono por las propuestas que esos mismos partidos hacían tampoco ayuda en nada a que el ciudadano se crean eso de la independencia de poderes, que ya nos suena casi a chiste en este país.
Todo esto me hace plantearme ciertas cuestiones, ¿está bien planteado nuestro Estado de Derecho? ¿Se ha dotado de resortes suficientes al Tribunal Constitucional para hacer que se cumpla la Carta Magna en nuestro país? Hay que recordar que el Alto Tribunal ya declaró inconstitucional el estado de alarma que decretó el gobierno, pero, ¿cuáles fueron las consecuencias legales de tal acto? Cabría esperar que si un gobierno o un parlamento aprueban una ley no constitucional y que ha tenido ese impacto en la vida de los ciudadanos, lo más lógico sería que las Cortes fueran disueltas y estos votasen de nuevo para valorar el perjuicio que han sufrido en sus vidas.
Dicho esto, sólo nos queda esperar que los bloqueos que actualmente se dan no vuelvan a repetirse, ya que parece que tienen poca solución respetando la norma actual, porque las propuestas que se han dado formulando una nueva ley en la que se reducen las minorías ayudaría a que el que ostentase el poder no encontrase ningún dique de contención a la hora de legislar y controlar esa legislación, lo que nos acercaría cada vez más a esas dictaduras de Hispanoamérica.
