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Un Circuito de leyenda (urbana)

Si el PP acertó al rescatar el Circuito y asumir la gestión directa del mismo, ¿por qué seguimos instalados en la polémica? Evidentemente, por las mismas cuestiones que han impedido que Jerez avance en otras direcciones: por la falta de consenso y compromiso político más allá de las siglas

El Circuito de Jerez es uno de los grandes emblemas de la ciudad. Pregunte a cualquiera de los aficionados que acuden cada año a presenciar el Gran Premio de Motociclismo, pregunte a los pilotos; es más, pregunte a la hostelería, al comercio, pregunte fuera de España. Para los seguidores del mundo de las motos es un referente y para la provincia, una necesidad. Quienes compiten y quienes lo visitan cada año desde diferentes lugares del mundo lo han convertido en un escenario de leyenda, aunque si nos atenemos a su historial extradeportivo también tiene su leyenda urbana, a falta de mejor explicación. 

Basta con remontarse al hecho de que durante quince años fuese gestionado a través de una concesión administrativa bajo unas condiciones más que atractivas que incluían el pago anual de un modestísimo canon al Ayuntamiento y la realización de obras y reformas necesarias con cargo a Cirjesa. De aquella época habrán conocido alguna que otra leyenda urbana más; hasta la propia Udyco lo hizo, a lo que siguió la apertura de una investigación en la que tomó declaración a trabajadores de la concesionaria y de las que trascendieron determinadas alusiones a bolsas de basura cargadas de dinero procedente de la venta de entradas de la pelousse, que dicho así suena a presuntamente delictivo, pero que, en realidad, sólo nos sirve de escarmiento: ¿cuánto dinero dejaron de percibir las arcas municipales por apostar por la gestión indirecta del Circuito?

El PP lo entendió así y, junto con el rescate del transporte urbano, el del Circuito fue otro de los hitos de sus cuatro años de mandato, aunque tampoco logró espantar las leyendas urbanas, y prueba de ello es la denuncia presentada hace menos de un mes ante la Fiscalía Anticorrupción por el Moto Club Jerez Capital del Motociclismo relativa a los años de gestión municipal, y que aún no sabemos si terminará convertida en leyenda urbana por sí misma: sin respaldo de otros clubes moteros, centrada en la figura del gerente, sin tener presente a los administradores concursales y durante una etapa bajo la exclusiva lupa de la Inspección de Trabajo, Hacienda y hasta la Policía Nacional. La duda, en cualquier caso, no debe ofender, sólo requiere respuestas convincentes.

En realidad, la pregunta correcta no tiene nada que ver con leyendas urbanas, sino con lo sucedido en el transcurso de estos últimos cuatro años; es decir, si el PP acertó al rescatar el Circuito y asumir la gestión directa del mismo, ¿por qué seguimos instalados en la polémica? Evidentemente, por las mismas cuestiones que han impedido que Jerez avance en otras direcciones: por la falta de consenso y compromiso político más allá de las siglas y del partido que esté al frente del Ayuntamiento a la hora de afrontar cuestiones que pueden ir en beneficio de la ciudad. En este sentido, si el PP hizo suyo el Circuito como proyecto estrella, era cuestión de tiempo que el PSOE recelara del mismo como tal. Y el PP no sólo hizo suyo el proyecto, sino que lo convirtió en una de sus razones de ser de cara a la campaña electoral. ¿Se equivocaba? Sí, pero no en el objetivo, sino en la forma de llegar a él. Y lo mismo le ha pasado ahora al PSOE: en vez de reformular las posibilidades de futuro del Circuito a través del consenso, lo ha convertido en una herencia desagradable y en un objeto de permanente conflicto político con el que sacudir a los populares.

Cómo será la cosa que, a pesar de que la cuestión que ha desatado la nueva polémica ha sido la dimisión del gerente de Cirjesa, es a lo que menos tiempo le han dedicado tanto unos como otros. El Gobierno se limitó a exponer su “sorpresa” y a deslizar que detrás de la decisión pendía una petición personal de Juan Baquero que seguía a la espera de un informe jurídico, pero ni una alusión a las causas argumentadas por el principal interesado; y el PP, pese a que fue quien eligió a Baquero como gerente de Cirjesa, ni siquiera ha tenido palabras de reconocimiento a su gestión -otra forma de alentar más leyendas urbanas-, y ha optado por centrarse en las críticas realizadas al ejecutivo, con las que, por supuesto, coincidía plenamente. Leyendas urbanas no sé, pero escarmientos parece que llevamos ya demasiados como para no centrarnos de una vez en lo que queremos para unas instalaciones tan importantes para la actividad económica de Jerez, como poco.

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