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Ninotchka hay una secuencia muy divertida en la que Melvyn Douglas trata de hacer reír a Greta Garbo con una sucesión de chistes ridículos y sosos mientras ella toma sopa en un comedor para proletarios rodeada de rudos obreros. Uno de los chistes cuenta la historia de dos escoceses, Machintosh y Machillicady, que se encuentran por la calle. Uno le dice al otro: “buenos días, señor Machintosh”; y el otro le responde, “buenos días, señor Machillicady”. “¿Qué tal la señora Machintosh?”, le pregunta Machillicady. “Muy bien, gracias. ¿Y qué tal la señora Machillicady?”, le replica Machintosh. Pero antes de que pueda seguir con el chiste, la Garbo le interrumpe con exagerado estoicismo soviético: “Ojalá no se hubieran encontrado nunca”.
Cuando este viernes aparecieron los portavoces de PSOE, Ciudadanos y Podemos para ofrecer su valoración sobre el famoso encuentro a tres y sobre las valoraciones que unos y otros habían hecho sobre sí mismos y viceversa, me entraron ganas de apagar la televisión y concluir igual que la camarada Nina Yakushova: “Ojalá no se hubieran encontrado nunca”.
Y es verdad que llegar a esa conclusión supone despreciar la voluntad de varias fuerzas democráticas empeñadas en alcanzar un acuerdo de consenso que permita de una vez la investidura de un gobierno en nuestro país, algo que hasta ahora el PP ni siquiera ha sido capaz, no ya de esbozar, sino de reivindicar ante el rey, pero me temo que no soy el único que ha llegado a idéntico desenlace. El chiste no es que sea malo, es que ya nos sabemos el final: acaba en elecciones.
Eso sí, estoy con Lucía Méndez: repitamos las elecciones, de acuerdo, pero, en respuesta a tanta ineptitud, suprimamos la campaña electoral, ahorrémonos un montón de millones de euros que pueden tener mejor destino, acordemos exclusivamente el día que haya que ir a las urnas y limitémonos a votar con la esperanza de que el resultado no se convierta en una nueva coartada para abochornarnos. ¿Creen que serían capaces de renunciar, pese a que llevan semanas de negociaciones aprovechando el prime time para ejercer campaña? Yo, tampoco.
En el ámbito doméstico también encontramos ejemplos de frustrantes encuentros políticos. Atención a las conclusiones a las que ha llegado un grupo municipal sobre otro grupo con representación plenaria: “A falta de propuestas constructivas y de interés real para los ciudadanos, vuelven a recurrir a la utopía para crear agitación, y sin conocer cómo funcionan los órganos de participación de la ciudad. Hacer oposición no se trata de pedir cada semana la creación de una mesa o consejo de participación distinto, sino aprovechar los mismos para mejorar la acción del Gobierno municipal y presentar propuestas al respecto, como demanda la ciudadanía”. Quien habla así -más bien se desahoga- es el PSOE. De quien habla es de Ganemos Jerez. Por cierto: ¿por qué el partido -aunque sí el Gobierno- no hizo la misma defensa a ultranza de Carmen Collado después de que IU haya arremetido otra vez contra ella por el escaso interés demostrado ante el plan de desarrollo rural? ¿Tal vez porque hay encuentros que no los determina el destino, sino la obligación?
En el fondo, en política estamos más hechos a los encuentros entre irreconciliables, sobre todo si se trata de “sospechosos habituales”, como ocurre entre Laura Álvarez y Antonio Saldaña. Tras la experiencia con el debate sobre los planes de empleo, la delegada socialista ha encontrado esta semana un nuevo argumento con el que exponer en su desnudez el modelo de gestión del PP por dejar de construir tres guarderías para las que recibió 2,2 millones de euros de la Junta de Andalucía. Y vale que no hubo voluntad, ni empeño, ni compromiso, menos antes que después, para construir los centros educativos, pero el PP insiste en que el dinero quedó en una cuenta restringida. Si es así, o miente el PP o el PSOE habló con desconocimiento de causa... otra vez. Claro que, en cualquiera de los casos, los dos seguirán encantados de haberse conocido.