No diga orgasmo, diga viral

Publicado: 10/07/2021
Autor

Abraham Ceballos

Abraham Ceballos es director de Viva Jerez y coordinador de 7 Televisión Jerez. Periodista y crítico de cine

Lo que queda del día

Un repaso a 'los restos del día', todo aquello que nos pasa, nos seduce o nos afecta, de la política al fútbol, del cine a la música

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Los imagino atentos al contador de visitas como quien aguarda la llegada del momento viral-orgasmo, más satisfechos que si les hubieran dado un Pulitzer
Hace una semana, en la terraza de un bar de Cádiz, se acercó un adolescente a la mesa de al lado a saludar a sus padres y unos amigos. Venía del cine, pero estaba más emocionado con unas imágenes que le habían enviado al móvil que con la película: “¿Habéis visto el vídeo de la pareja que han grabado follando en un parque de aquí de Cádiz? No veas. Lo mejor de todo es que lo ha grabado el padre de un amigo mío, y se ha hecho viral. Está circulando por todos sitios. No veas”. El joven acercó el móvil a la mesa para que pudieran verlo con detalle, e insistía en el origen de la grabación. “El padre de mi amigo, que iba andando por el parque, los vio, y empezó a grabarlo, porque no se lo podía creer, y ahora el vídeo es viral”.   

Después de la exhibición y el momento vouyeur, el joven recogió el móvil y se marchó con una amplia sonrisa por la que parecía escaparse por última vez la frase “es viral”, como si acabara de compartir su primera experiencia sexual; de hecho, conozco a tipos que no cambiarían hacer viral uno de sus vídeos por alcanzar el orgasmo con la mujer o el hombre de sus sueños, como si eso hubiese quedado ya relegado para platónicos empedernidos o para los salmones, que recorren metros y metros río arriba cada año, sorteando todo tipo de adversidades, en busca, por supuesto, de una sola cosa: sexo.

El paso de los días vino a darme la razón. Aunque había olvidado por completo la historia del vídeo, un compañero me comentó que un portal digital lo había convertido en noticia y lo estaba compartiendo en redes. Supongo que habrá experimentado un subidón bestial de visitas gracias a su inexcusable decisión, como cuando hace unos meses otro portal primo hermano publicó el vídeo de un comparsista sobre cuya mesa quiso identificar cierta sustancia blanca parecida a la nieve y dar pie a todo tipo de especulaciones.

Imagino a unos y a otros atentos al contador de visitas como quien aguarda la llegada del momento viral-orgasmo (aunque tal vez se parezca más a una eyaculación precoz), más satisfechos que si les hubieran dado un Pulitzer, porque esas visitas después jugarán a su favor a la hora de presentar sus propuestas comerciales en concursos de campañas publicitarias de entidades públicas y competir en igualdad de condiciones con empresas de una trayectoria y crédito editorial que han dejado de valer por sí mismos en la acumulación de méritos, aunque desconozco si alguna asociación profesional ha hecho alguna advertencia al respecto o aguardará a limitarse a apoyar a los compañeros que en un futuro se vean afectados por un ERE.

Sobre mi mesa conservo un interesante artículo de Marta Medina, publicado hace unos meses en El Confidencial. Se titula, Periodismo o muerte: ¿cuál es el futuro de los medios de comunicación? Estoy a punto de prenderle fuego. Creo en lo que dice, pero ¿lo cree el público? ¿El gran público? ¿El que terminará pinchando en la noticia sobre una pareja follando en medio de un parque, o en la de un comparsista bajo tela de juicio por una especulación, o en la de un vídeo “robado” de una cadena de televisión,  antes que en un elaborado trabajo de investigación? Porque la cuestión no pasa solo por cómo afrontar la adaptación a los nuevos soportes de información, sino por como enfrentar contenidos de calidad con el consumo rápido de lo viral.

Cita Medina a José Alberto García Avilés, profesor de Periodismo, que critica a aquellos medios que utilizan a los lectores “como cebo, mediante titulares clickbait, el infoentretenimiento o las piezas diseñadas para el posicionamiento SEO, con falta de criterio periodístico”, y pone asimismo el ejemplo de los “talleres de chinos, que buscan el pinchazo reformulando noticias virales”. Frente a ellos “el profesional del periodismo selecciona la información frente al ruido, sabe contar lo importante y aporta el contexto para entender lo que sucede”. Y apostilla con una frase de Jareen Imam, de NBC News, que va dirigida tanto a los medios como al público: “Nos estamos olvidando de la ética (...) y esto entraña un grave peligro para el futuro”. ¿Me lo dices o me lo cuentas?

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