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Los vecinos de Plaza San Francisco en el Centro apuestan por incluirse en zona ZAS

En la esquina con Carretería viven el ruido doblemente, por el de la misma plaza y por el reflejo del de los locales de Calle Nosquera

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  • Aglomeración en calle Larios para ver las luces. -
  • En la última asamblea de la Asociación Centro Antiguo se constató que cada vez hay más vecinos que se plantean acudir antes los tribunales
  • Señalan a las viviendas turísticas que están dentro de edificios residenciales
  • Algunos están convencidos de que hay un plan municipal para lograr expulsarlos

La Asociación de Vecinos Centro Antiguo ha vivido recientemente su asamblea anual, en la que se han vuelto a poner sobre la mesa los mismos problemas que perduran haciendo cada día más difícil la convivencia y, hasta la supervivencia. Sobre la mesa, de nuevo, la sensación entre los vecinos de “descontento general” con las actuaciones del Ayuntamiento, que no ven efectivas ni eficaces, hasta el punto, de que, con más insistencia, se plantea por muchos de ellos la posibilidad de acudir ante los tribunales

De fondo, casi siempre, el problema de tener que convivir con el ruido, ese enemigo escandaloso, que según recuerda Carlos Carrera, presidente del colectivo vecinal, pone en jaque la salud, ya que a quién la tiene precaria, se la empeora, y a quien todavía la tiene en buen estado, se la hace peligrar. Porque no dormir adecuadamente un día tras otro pasa factura.

De ello empiezan a saber también en la zona de Plaza San Francisco, sobre todo en su confluencia con calle Carretería, donde plantean que se estudie su inclusión como Zona Acústicamente Saturada (SAZ). 

De momento, se encuentran con lo que provocan las discotecas de la misma plaza, pero, en la esquina con Carretería añaden a ello, el reflejo de la contaminación acústica de Calle Nosquera. De hecho, según indicó Carrera a Viva Málaga, en Carretería temen la peatonalización en marchan porque no se fían de las promesas municipales de que solo permanecerán terrazas en los dos sitios ya establecidos, al contar con la experiencia de otras zonas del Centro “donde se dijo lo mismo y la realidad es distinta”; en definitiva, se temen un bulevar con terrazas y su ruido.

Uno de los problemas de convivencia mayores se encuentra, según Carrera, en la presencia de apartamentos turísticos en edificios residenciales. El presidente del colectivo vecinal pone un ejemplo: en una comunidad de vecinos donde haya solo cinco apartamentos, aunque la mayoría se comporten bien, te encuentras con que pueden pasar por allí 1.000 extraños en solo un año, con lo que eso quebranta la tranquilidad de los vecinos. Porque lo normal son las fiestas nocturnas y ruidosas, los vómitos en todas partes o los desperfectos en elementos comunes como ascensores o portales.

Carrera cuenta como hay vecinos que les han trasladado que tienen la sensación de que el Ayuntamiento quiere expulsarlos del Centro, como si estorbaran, siendo cada vez mayor “el convencimiento de que hay una política planificada para expulsar a los vecinos”. 

No obstante, insiste en que no quieren ser los malos de la película o que se les consideren unos aguafiestas, solo piden que se cumpla la ley y poder vivir con normalidad, aceptando que en épocas determinadas, como ahora en Navidad, en Semana Santa o en Feria, haya que convivir con las celebraciones, pero no soportando que cada día, todos los días, sean ruidosos o se permitan excesos.

En cualquier caso, Carrera considera que si una actividad económica o comercial perjudica a lso vecinos, es esto lo que tiene que adaptarse o no llevarse a cabo.

Sobre el plan de vigilancia y control puesto en marcha meses atrás por el Ayuntamiento, con parte semanal de actas levantadas por la Policía Local, Carrera señala que según los comentarios de muchos vecinos “no se ha notado nada” ya que “levantan igual a medianoche, alertados por las broncas en la calle o música que sale a cañonazo de las discotecas o que se cuela en sus propias viviendas”.

Para el presidente de Centro Antiguo, se trata de actuaciones "superficiales, cosméticas", que tras la  promoción realizada de un turismo de borrachera con apartamentos para alojarse por poco precio, ha traído un perverso “efecto llamada” del que ahora es difícil desprenderse.

Recuerda que ya hay dos pronunciamientos judiciales que condenan al Ayuntamiento y también señala como el turista que no viene a emborracharse y descontrolar, también sufre el efecto de los desmadres y pone en las plataformas digitales comentarios negativos por no poder descansar y esto contribuye a crear una mala imagen, como si el centro de Málaga fuera “un gigantesco bar abierto hasta el amanecer”.

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