Todo el CEIP Nuestra señora de Gracia
ha pisado las más de 21.000 cápsulas de café usadas que Maida Rodríguez ha
recopilado y guardado durante once años para hacer una
alfombra de 20 metros. Esta performance artístico-educativa ha sido el
broche final del proyecto ‘Con-Sumo-Arte’ de esta psicóloga, especialista en accesibilidad y artista.
La acción, desarrollada en calla Alcazabilla, solo ha sido
la culminación de un trabajo de meses. Durante siete meses los
200 alumnos y alumnas del colegio han aprendido sobre el
patrimonio de su ciudad y sostenibilidad. Los
patrones están inspirados en el libro ‘Málaga Patterns’ del publicista y diseñador Nielo Muñoz, quien recopiló el
diseño de azulejos, suelos y paredes icónicas de calles, mercados y espacios culturales de la ciudad. Los
trece mosaicos, que forman la alfombra, se repartieron por clases y en
cada aula se investigó la historia de los lugares representados.
Ha sido una “oportunidad de oro”, ha asegurado Maribel Serralvo, directora del centro, “porque
auna conocer la ciudad y el patrimonio y trabajar la sostenibilidad”. Serralvo era una niña más durante la performance. Contaba orgullosa cómo los niños y niñas “han cogido un patrón, han investigado sobre él, lo han visitado y han recibido charlas de restauradoras”. Un trabajo que ha dado sus frutos.
Javier, de tan solo siete años, ha contado que
ha aprendido “muchas cosas”, entre ellas, la simetría: “Es cuando generas dos formas, le metes un espejo y el reflejo es igual a la otra mitad”.
La
pequeña Alai de ocho años, investigando el
mosaico basado en el Mercado de Salamanca, ya conoce qué es un “patrón y las cosas geométricas”; y, además, se lo ha pasado “muy bien”.
La clase de Dela, de diez años,
ha conocido en profundidad la Casa Amarilla. “Fuimos
de excursión y allí nos explicaron que era una galería de arte”. Una forma divertida e interactiva de conocer la cultura e historia de Málaga. El aprendizaje también tocó
la pata de la sostenibilidad: “Hicimos el
cálculo de cuantos capsulas tenía nuestro patrón y del
plástico que contienen una cápsula de café,
tarda 500 años en descomponerse”. Dela ahora puede aconsejarnos optar por el café “en polvo”, porque se contamina menos.
“Yo les di un globito y ellos lo han inflado hasta darle este alcance impresionante”, ha celebrado Rodríguez: “
Lo que los niños han hecho es un diamante”. Para Rocío Texeira, profesora en la UMA y colaboradora del proyecto, “ha sido la prueba de que
el arte es una gran herramienta para la educación”, ha explicado, mostrando que para ella ha sido “una oportunidad tremenda y un gran aprendizaje”. Por su parte, Muñoz, ha confesado
sentirse “muy orgulloso” de que hayan usado “mi libro como inspiración”: “Estuve durante unos años buscando por toda la ciudad y documentado para llegar a este tipo de iniciativas”.
Los
alumnos han sido los primeros en pisar la alfombra. Tras sus pisadas, los adultos les han seguido para terminar esta obra efímera e inclusiva, en la que
han participado personas con discapacidad visual, de movilidad e intelectual.