La Málaga islámica estuvo protagonizada por una extensa muralla jalonada de puertas, un foso y torres defensivas. Estos testimonios arquitectónicos mantienen actualmente ese regusto de antaño en las propias denominaciones de numerosas vías de la capital.
Un ejemplo se encuentra en la conocida calle Puerta Nueva, donde recientemente se ha llevado a cabo una excavación arqueológica con motivo de las obras de reforma del entorno y en la que se ha podido constatar la presencia de la llamada Puerta Nueva, acceso habilitado después de la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, a finales del siglo XV, para comunicar el espacio intramuros con las barriadas situadas en la margen derecha del río Guadalmedina. También apareció una fuente moderna.
Según el informe de la empresa Arqueosur, que llevó a cabo la intervención arqueológica encargada por la Gerencia de Urbanismo, el objetivo de la construcción de esta “nueva” entrada a la medina a través de la muralla medieval era facilitar las necesidades de abastecimiento de la población, razón por la cual presentaba anchura suficiente como para permitir el paso de carretas.
La apertura de esta puerta supuso la construcción de un nuevo puente sobre el Guadalmedina y un retranqueo sensible del trazado de la muralla. Los restos han sido protegidos tras ser documentados.