Tras dos derrotas consecutivas, que escocieron mucho en el seno del equipo y por extensión, en todo el club; el primer equipo del Trocadero Marbella ha sacado, ante todo un clásico del rugby nacional, su mejor versión, para llevarse un partido, con una actitud de equipo y un espíritu de sacrificio, que no se había visto hasta ahora, en esta temporada.
Los marbellíes no tenían nada que perder, mas allá del honor (cuando ya tienen asegurada la permanencia), pero sí mucho que demostrar, en especial ante su público, que las circunstancias extradeportivas, las lesiones, la mala suerte en algunos partidos y cierta "pájara" en algunos partidos, les ha relegado de estar en los puestos de arriba. Aún cuando, a falta de cuatro partidos, están a tan solo siete puntos del cuarto clasificado. Bien es cierto, que no les resta un calendario propicio, de aquí a final de liga, con partidos ante tres de los cuatro primeros clasificados. Pero, tampoco los resultados vaticinaban un resultado positivo, ante uno de los equipos más solidos del grupo C, el Liceo Francés de Madrid.
Los madrileños llegaban al "Bahia's Park" marbellí, metidos de lleno en la lucha por el liderato y con la presión de seguir la estela de los dos primeros clasificados, que en la jornada sabatina habían logrado sendas victorias. Los primeros minutos, con el saque inicial, fueron de los locales. En la primera ocasión de puntuar, LupiRinero no fallo con la conversión de un golpe de castigo (3 -0). Pero, a partir de ahí, el dominio del balón y del juego, pasó a manos de los visitantes. En el minuto 5, los marbelleros se vieron jugando en inferioridad numérica, por una expulsión temporal de Marcos Spinetti, que evitó de forma ilegal, lo que hubiera supuesto el primer ensayo visitante. Con uno menos, los de Salva Almeida se entregaron a una denodada defensa, que los contrarios en ningún momento pudieron trasvasar. Con los quince jugadores en el campo, las cosas se fueron igualando y cada vez más, los locales inquietaban en ataque a sus rivales. Al descanso se llegó con ese exiguo 3 a 0 para el Trocadero Marbella, que dejaba todo abierto en los segundos cuarenta minutos.
Los visitantes, viendo que en la primera parte no pudieron superar por el eje, la defensa local, comenzaron a abrir balones a las alas y en apenas diez minutos, habían conseguido dos ensayos sin transformar (3 -10). El público asistente entendió que el equipo necesitaba de su apoyo y el equipo, lejos de dejarse llevar por fantasmas pasados, prosiguió con seriedad y entereza, en pos de remontar el marcador adverso. Después de muchos intentos, llegó el primer ensayo local, tras una patada a seguir al hueco de AnduMasuyama y que Kike González, logró llegar antes que sus rivales, gracias a su velocidad punta (8 -10). Ya se veía a un equipo marbellí, que no sólo sabía defender, sí no que también mostraba su pegada en ataque. Jugando más en campo contrario, en el 67 llegaba el segundo ensayo, producto de una buena continuada del oaci de delanteros y que culminó el joven canterano Marco Spinetti y que tampoco, Lupi pudo transformar (13 -10).
Los visitantes veían como se les iba, poco a poco, el partido. En el 71, una nueva infracción de los visitantes, daba otra oportunidad a los locales de ampliar el marcador y Rinero no lo desaprovechó (16 -10). Seis puntos de ventaja, que obligaba al Liceo a conseguir como poco un ensayo transformado, para remontar. Pero, hoy no se daría otra vez la circunstancia, que el equipo contrario remontara a los marbellíes, en los instantes finales. En el minuto 76, StéfanoTucconi daba la puntilla al partido, con el tercer ensayo de los costasoleños, poniendo once puntos de ventaja y con apenas dos o tres minutos para el final. Pero, los madrileños, cual fiera herida, siguieron en pos de intentar salvar distancias y lograban un ensayo sin transformar (21 - 15). Sacaban de centros los locales y no perdieron la compostura, ni la cabeza. Al contrario, los visitantes, fruto de los nervios, cedieron otro golpe de castigo en campo propio, que sirvió a los locales para temporizar el escaso margen de tiempo que restaba para el final. No era el día de Lupi con las patadas, que volvió a no acertar. Pero, el tiempo estaba cumplido y el árbitro dictaminó la conclusión del encuentro. Explosión de júbilo de jugadores y público, en una victoria merecida y por primera vez, ante uno de los clásicos del rugby. nacional.
Al final del partido, el premio Man of the Match, que otorga Cafés Baqué, fue para el canterano Chris Begley. Aunque, perfectamente podría haber sido para cualquiera de los jugadores participantes. También, cabe destacar el pundonor de Tino Tamargo, que literalmente se rompe la cara, cada vez que salta a la cancha. Pero, en general de diez la actitud del equipo y de equipo, que mostraron durante todo el partido.