Se marchó el año 2023 dando la sensación de que dejamos atrás toda una vida, disfrazando nuestra conciencia para iniciar un nuevo rumbo con nuevas proposiciones e intenciones que marcarán el devenir de un futuro que perfilamos en nuestra imaginación, como si los 12 meses pasados fuesen los responsables de nuestras miserias e incluso de nuestros logros.
Decimos adiós a un 2023 como si de un lastre se tratara, cerrando una puerta que en su inicio estaba llena de oportunidades, de ilusiones y buenas perspectivas. Allá quedó aquel enero de 2023 ansioso, glorioso e ilusionante con efusivas iniciativas que fueron marchitándose a través de los meses venideros. Una etapa efímera e inconformista que aceleramos habitualmente, esperando al próximo inicio de año, envuelto en un ritual asiduo y eterno que nunca llega a su fin. Con ello nos vamos perdiendo el día a día, dejando que sea el tiempo el que marque el devenir de nuestro futuro, deseando y esperando su final, dependiendo de la situación en la que nos encontremos.
Un año más decimos adiós sin pararnos a pensar en la verdadera esencia del tiempo, que hemos convertido en un juego lleno de festividades que alivian nuestras quejas, cerrando etapas que jamás, para bien o mal, se volverán a repetir. Sean bienvenidos al nuevo año, 2024.