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Jueves 25/04/2024  

Matrícula de deshonor

Futuro incierto

Ante el hambre, el pueblo tiende a razonar poco, condicionado por esas circunstancias que no interesan al político de turno, que prefiere que le pidan

Publicado: 22/06/2020 ·
11:23
· Actualizado: 22/06/2020 · 11:23
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Aún con las urnas calientes y con la nueva estructura social en proceso de adaptación tras el tremendo revés que la propia naturaleza nos ha asestado, la sociedad sigue sin control alguno y con mensajes constantes contradictorios que van y vienen desde los diferentes grupos políticos, confundiendo y dividiendo aún más a los ciudadanos, que danzamos a merced ‘coram populo’ de sus propias batallas, generando una mayor inestabilidad y desconfianza con ramificaciones que alimentan el odio, la rabia y fomentan ese desconcierto entre seguir la vida “como está mandado” o buscar alternativas que nos la asegure.

Para los mandatarios, tal como estamos observando, lo importante siempre será el pueblo, los ciudadanos, de eso no me cabe la menor duda, pero los objetivos son completamente distintos a lo que verdaderamente nos quieren hacer ver. Más bien, es nuestro voto, ni siquiera somos nosotros ni nuestras circunstancias lo que les preocupa, saben perfectamente que su estado, ese rol de poder, de popularidad, de seguridad económica, depende del pueblo. Machado decía: “En España lo mejor es el pueblo, siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva”.

Ante el hambre, el pueblo tiende a razonar poco, condicionado por esas circunstancias que no interesan al político de turno, que prefiere que le pidan y vivas con carencias para seguir manteniendo ese control que ellos ejercen, o que ciertamente dejamos que lo ejerzan, esperando siempre que llegue esa buena nueva, que como suele ocurrir se difumina de promesa en promesa. En este futuro incierto en el que nos encontramos, con una realidad latente donde la debilidad humana ha puesto de manifiesto que el pueblo, los verdaderos perjudicados de toda esta pandemia, tenemos mucho que decir, mucho que hacer y sobre todo, mucho que cambiar, pero siendo los verdaderos protagonistas de todo aquello que se emprenda, siendo los verdaderos interpretes de nuestra historia personal y colectiva, y marcando de forma directiva hacia donde queremos ir. La Covid-19 nos ha ensañado y nos sigue enseñando mucho, y nos ha dejado claro que dicho virus no entiende de clases... y mi voto, nuestro voto, tampoco debería.

 

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