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Jueves 18/04/2024  

Matrícula de deshonor

Perdiendo el norte

La actual política está sobrepasando los límites establecidos, creando bulos y actos vandálicos que van mucho más allá de los patrones de conductas establecidos

Publicado: 29/06/2020 ·
11:31
· Actualizado: 29/06/2020 · 11:31
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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La actual política de este país está sobrepasando los límites establecidos, creando bulos y actos vandálicos que van mucho más allá de los patrones de conductas establecidos. Estamos en medio de una guerra sin leyes, donde todo vale con tal de elevar el bastón de mando. Insultos, agresiones, pintadas, frases fuera de contexto, etc. y la sociedad a merced de estas estrategias, perdida y sin control. Todo este juego político empieza a oler mal, a desprender ese hedor miserable que nos enfrenta y en el que estamos cayendo sin procesar cognitivamente la información que nos llega, actuando en consecuencia a lo superficial de cada situación.

Este tipo de comportamientos, incluso de delitos, como las pintadas en ciertas sedes o viviendas personales, empiezan a ser una constante, creando cierto descontento en la ciudadanía, que observa cómo el respeto a la libertad se desvanece. Obviamente, ante un ataque tal vil como los que estamos viviendo, si ocurre en una sede de derecha, la responsabilidad acaba recayendo en la izquierda, algo casi entendible. Quiero aclarar que al igual que miles de personas en este país, yo soy de izquierdas y respeto el derecho a los ideales de cada individuo. Quiero y debo añadir, que no tengo un pelo de tonto, pero eso no quiere decir que no existan personas de izquierdas y tengan inundada su cabellera (toda ella). También los hay espabilados y con una cabellera excesivamente atrevida e hipócrita, aunque ese es otro tema. Pero no se puede confundir una parte por el todo. La izquierda es muy amplia al igual que la derecha, y garbanzos negros hay en toda casa de vecinos, e incluso garbanzo podridos que van “de uno a otro confín”. Lo curioso de todo este ritual de acoso es que supuestamente parte de un partido para dañar a otro.

Particularmente no comprendo cómo se cometen estos actos vandálicos, a sabiendas de que dichas acciones tienen un efecto contrario y generan una enorme publicidad. También cabe la posibilidad, ya no me sorprendería nada, que estos hechos estén minuciosamente calculados para generar dicho efecto. Creo que sería absurdo que alguien más imaginativo que yo creara este tipo de incidentes para invertir el proceso agresivo y sacar rédito político. Por mi labor social en la que llevo cerca de 30 años, estas estrategias me son muy familiares, y en psicología podríamos hablar de la pseudología fantástica o el trastorno de personalidad histriónico, que suele ejercer ese efecto para llamar la atención. Pero hablamos de patologías, no de utilizar dichas acciones como herramientas que buscan ese afán de protagonismo y crean ciertos sentimientos de pertenencia y fortalecen la unión, fomentando con ello el rechazo hacia los supuestos agresores. Pero como digo, sería un acto canalla y una estrategia miserable y ruín, que no viene al caso.

Lo que está claro es que la política está generando una visión muy pobre a la sociedad y que más allá de las palabras, nuestros supuestos modelos de referencias, lo defensores de este país, necesitan un buen reciclaje, y los ciudadanos deberíamos ser más inteligentes, que estamos perdiendo el norte.

 

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