La principal fiesta del año en China es el Nuevo Año lunar, pero también se celebra el fin de año solar, para lo cual se ha decretado un puente de tres días entre el 1 y el 3 de enero.
Hay una ciudad en la que ningún festejo estará permitido: Xian, cuyos 13 millones de habitantes se hallan confinados en sus hogares desde el pasado jueves a raíz de un brote con el que la ciudad del centro de China lleva lidiando dos semanas.
Pese a que en el resto del país asiático la situación pandémica se halla generalmente bajo control, con menos de 3.000 casos activos, ciudades como Pekín, Wuhan o Nankín han cancelado por precaución eventos con gran asistencia de público y tradicionales de la fecha como el toque de campanas en algunos templos.
Aparte de las precauciones sanitarias, las autoridades también tienen presente la tragedia de fin del 31 de diciembre de 2014, cuando una estampida acabó con la vida de más de 30 personas en la zona junto al río Huangpu en Shanghái, en la que se habían reunido 300.000 personas para celebrar la llegada de 2015 y en la que fallaron los mecanismos de control de multitudes.
Además, esta fiesta de fin de año será la primera bajo la nueva legislación de la capital, Pekín, que prohibirá a partir del 1 de enero todos los petardos y fuegos artificiales y que contempla recompensas para aquellos ciudadanos que informen a las autoridades de su uso y compraventa, como parte de los esfuerzos contra la contaminación.
