El órdago de Montilla ha sido recibido con recelo por parte del candidato de CiU, Artur Mas, que cree que detrás de este anuncio hay una “estrategia” para ganar votos e intentar reeditar el tripartito.
El resto de partidos, entre las que hay un cierto consenso en la limitación de mandatos en la generalitat, han dicho respetar la decisión de Montilla, aunque la líder del PP, Alícia Sánchez-Camacho, ha criticado que evidencia “debilidad” y el “fracaso” de su gestión, mientras que Joan Herrera (ICV) cree que Montilla “ha tirado la toalla”.
Sea debilidad política o voluntad de acotar mandatos, lo cierto es que la decisión de Montilla activa definitivamente su relevo al frente del liderazgo político de los socialistas catalanes.
Si pierde las catalanas del 28-N, será con toda probabilidad más inmediato puesto que el PSC necesitará que el jefe de la oposición catalana se visualice como alternativa de gobierno, y si gana las elecciones o gobierna en coalición, el PSC deberá buscar un relevo a Montilla antes de las siguientes catalanas, previstas para 2014.
Montilla, en una conferencia en el foro Primera Plana que organiza El Periódico, ha asegurado en todo caso que él aspira a gobernar una segunda legislatura “para hacer lo que queda pendiente y lo que conviene a Cataluña”.