La de mañana será la primera entrevista entre ambos desde que Mas accedió a la presidencia de la Generalitat, y llega después de un contacto entre Zapatero y el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, para intentar limar algunos obstáculos.
La relación personal entre Zapatero y Mas deja que desear después de que éste se sintiera traicionado tras la cena que ambos compartieron en Moncloa el 21 de enero de 2006, en la que llegaron a un acuerdo global sobre el proyecto de reforma del Estatuto de Cataluña.
Mas consideró que Zapatero no respetó el acuerdo no escrito al que habían llegado en ella consistente en que gobernaría Cataluña la fuerza política más votada, ya que en los comicios de 2006 José Montilla volvió a encabezar un tripartito catalán pese a que CiU se situó a la cabeza de las preferencias de los catalanes.
Así las cosas, fuentes del Gobierno han asegurado a Efe que Zapatero pretende "recomponer" la relación si es que por parte de Mas se considera que "ha estado o está descompuesta".
El objetivo común de hacer frente a la crisis puede facilitar esa "reconciliación".
El propio Mas ha reconocido que su relación personal con Zapatero "no es la mejor del mundo", pero ha comentado que las relaciones institucionales están por encima de estas consideraciones.
El eje de la conversación será el plan del Gobierno de Artur Mas para reducir el déficit de Cataluña y sobre el que se ha estado negociando esta semana para facilitar un acuerdo.
Zapatero ya avanzó el viernes la "predisposición favorable" del Ejecutivo para que la Generalitat pueda tener "una financiación razonable", pero exigió a cambio compromisos "concretos, estrictos y temporales" de reducción del déficit.
Advirtió de que la decisión de autorizar a Cataluña a emitir más deuda no es de carácter político y se basará en fundamentos económicos y financieros y en los compromisos de reducción de déficit que asuma el Gobierno de Mas, que dijo que debe mostrar "una corresponsabilidad clara y nítida".
En la Generalitat confían que el Gobierno dé luz verde a su plan de viabilidad y autorice a emitir más deuda este año ante un déficit del que Mas ha culpado al Ejecutivo de Zapatero y al tripartito catalán.
E incluso llegó a amenazar con que las relaciones con el Gobierno central podrían llegar a "un punto de no retorno" si éste no se aviene a buscar una solución.
Mas acudirá a Moncloa con la idea de poner sobre la mesa los veintinueve traspasos que el tripartito dejó pendientes de cerrar, además de otras seis transferencias que, a juicio de CiU, quedaron incompletas, como las Cercanías de Renfe.
La Generalitat intenta asimismo la transferencia de los edificios hospitalarios de la Seguridad Social -como el Hospital de Vall d'Hebron de Barcelona, el Hospital de Bellvitge o el Hospital de Can Ruti de Badalona, que ya gestiona desde hace años- para lograr recursos que reduzcan el déficit.
Mas también piensa reclamar, según fuentes de la Generalitat, el "cumplimiento estricto" de la disposición adicional tercera del Estatut, referida al porcentaje mínimo de inversiones estatales en infraestructuras en Cataluña.
A cambio de comprometerse a reducir un 10 por ciento el gasto real, espera que el Gobierno le aporte los mismos recursos que en 2010, en concreto unos 16.646 millones de euros, vinculados al nuevo modelo de financiación, además de otros 1.000 millones que le corresponderían a Cataluña del Fondo de Competitividad.
La situación de las cajas de ahorro, la reforma de las pensiones y otros aspectos del acuerdo económico y social firmado por el Gobierno con los agentes sociales serán también analizados en la reunión de Moncloa.
Un encuentro que llega una semana después de que Mas fuera recibido en audiencia por el Rey en el Palacio de la Zarzuela en un encuentro en el que expuso su propuesta de pacto fiscal para Cataluña y su preocupación por la utilización del catalán como arma electoral.
Sobre la reunión ha hablado Mas en un acto de partido celebrado hoy, en el que ha considerado "complicada" la entrevista de mañana, sobre todo por la situación económica de Cataluña, que requiere soluciones y no quejas.
También se ha pronunciado el PP de Cataluña. Según han señalado a Efe fuentes de la presidencia del partido, del encuentro de La Moncloa no saldrán acuerdos beneficiosos, sino solo "buenas palabras y buenas intenciones".