A punto de cumplir los cincuenta años publicó su primer libro, Le serment des barbares, fue invitado a abandonar su empleo de alto funcionario, puesto que lo que exponía en la obra no gustó nada a sus jefes, e inició una carrera de escritor tardío que ahora le ha traído a España para presentar su quinto título, La aldea del alemán (El Aleph en castellano y en catalán Columna).
En una entrevista con Efe, explica que en esta novela, en la que narra las vicisitudes de dos hermanos criados en Francia, hijos de madre argelina y padre alemán, el lector podrá conocer una historia basada en hechos reales en la que queda claro que la frontera entre el islamismo y el nazismo es inexistente.
“Islamismo y nazismo son lo mismo”, proclama Boualem Sansal, que continúa residiendo en Argelia a pesar de que sus libros allí son censurados y sus opiniones no son compartidas por la gran mayoría de la población.
A su juicio, “el islamismo es fascismo” y argumenta que, igual que los nazis en la Alemania de los años treinta, “los islamistas actuales quieren la pureza de la raza y que el territorio islámico sólo esté ocupado por personas de religión musulmana”, dijo.
El escritor, que recuerda físicamente al filósofo catalano-hindú Raimon Panikkar, opina que los islamistas "culpan siempre al de fuera, buscando un chivo expiatorio. Creen que la razón es una locura y apuestan para que se crea sólo en la palabra de Dios".
Además, destaca, en los países islámicos todavía hoy se siente "una gran veneración por Hitler, a quien consideran un héroe porque reconocía el Islam y les prometió liberarlos de sus respectivas colonias".
Y, agrega: "Muchos árabes no creen todavía en el Holocausto, porque son antisemitas naturales y reconocerlo, además, sería como reconocer que el pueblo judío es el elegido".
En su novela no obvia, asimismo, que algunos líderes nazis acabaron residiendo en países islámicos trabajando para sus policías secretas.
Sansal reflexiona sobre el papel que deben adoptar los hijos de estas personas ante su pasado atroz y concluye que, aunque no son responsables de nada, "algunos pueden llegar a pensar que ellos hubieran podido hacer lo mismo, lo que les provoca remordimientos, como le ocurre a uno de los personajes de mi libro".