El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, ha condenado el breve secuestro del primer ministro libio, Alí Zeidan, y ha advertido de que "los libios no arriesgaron su vida en la revolución de 2011 para volver a la brutalidad".
"Si queremos que este pueblo libre tenga éxito en la creación de un país democrático, seguro y próspero con un Gobierno basado en el imperio de la ley y en el respeto a los Derechos Humanos, no puede haber este tipo de violencia", ha dicho, en un comunicado.
Kerry ha reiterado el compromiso de Estados Unidos con la nueva Libia. "Lo ocurrido hoy pone de manifiesto la importancia de trabajar con el primer ministro y con todos los amigos de Libia para fomentar sus capacidades aún más rápido", ha indicado, según el diario 'Libya Herald'.
Zeidan fue secuestrado a primera hora del jueves a su salida del Hotel Corintia de Trípoli por la Sala de los Revolucionarios Libios, un antiguo grupo rebelde que colabora con el Ministerio de Interior para mantener la seguridad en la capital del país árabe.
La Sala de los Revolucionarios Libios ha asegurado que actuó "por orden de la Fiscalía". No obstante, el fiscal general, Abdelqader Radwan, ha negado que el Ministerio Público emitiera una orden de arresto contra Zeidan y ha advertido de que la detención del primer ministro constituye "un crimen", por lo que sus autores deben ser "castigados".
Además, el ex grupo rebelde ha explicado que secuestró a Zeidan por permitir que las fuerzas especiales de Estados Unidos capturaran al supuesto líder de Al Qaeda Nazih al Raqi, alias Abu Anas al Libi en territorio libio, y ha anunciado que seguirá persiguiendo a "todos" los que ayudaron a Washington en esta misión.
Tras horas de confusión, finalmente se ha sabido que Zeidan estaba retenido en instalaciones del servicio de investigación criminal del Ministerio de Interior, de donde ha sido rescatado, aunque aún se desconocen los detalles.
"Los libios necesitan sentido común, no una escalada de la violencia, para afrontar esta situación", ha dicho en el discurso televisado que ha dado tras recuperar su libertad. Además, ha instado a los milicianos que ayudaron a su rescate a unirse a las fuerzas regulares.
Libia vive una gran inestabilidad desde la caída del régimen de Muamar Gadafi, el 20 de octubre de 2011, debido, sobre todo, a la negativa de las milicias que ayudaron a derrocarlo a entregar las armas y unirse a las fuerzas regulares.
Para hacer frente a esta situación, el nuevo Gobierno ha reconocido a algunas milicias --uniéndolas en la brigada Escudo de Libia y poniéndolas bajo la supervisión de los ministerios de Interior y Defensa--, pero otras siguen al margen de su autoridad.