El secuestro se ha convertido en la última década en un negocio al alza para las organizaciones terroristas internacionales y, en pleno auge de Estado Islámico, ha resurgido el debate acerca de la conveniencia de ceder ante las peticiones de estos grupos a cambio de las entregas de rehenes, especialmente cuando hay dinero de por medio.
Las organizaciones internacionales coinciden en su condena al pago de secuestros, reflejada en declaraciones y documentos que alertan de forma periódica de las consecuencias a medio y largo plazo de obtener la liberación de un rehén a cambio de dinero.
Estas advertencias quedaron plasmadas en enero en una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas centrada en la lucha contra el terrorismo y, en particular, en la posibilidad de realizar pagos o concesiones políticas a cambio de secuestrados. El texto, adoptado por unanimidad --los 15 Estados miembro del Consejo votaron a favor--, llama a los países a frenar cualquier fuente de financiación de actividades terroristas.
Todos los Estados, añade, "deberían prohibir a sus nacionales o a cualquier persona o entidad dentro de su territorio entregar fondos, activos financieros o recursos económicos a aquéllos involucrados en actos terroristas". En este sentido, insta a "impedir que los terroristas se beneficien, directa o indirectamente, del pago de rescates o de concesiones políticas" a cambio de liberaciones.
El Consejo de Seguridad admite la dificultad de hacer frente a una situación de toma de rehenes o secuestro, pero apela a la colaboración y advierte del riesgo de medidas unilaterales. La resolución reclama también a los Estados miembro de la ONU que "alienten" al sector privado a adoptar protocolos de "buenas prácticas" para evitar el pago de rescate.
Al llamamiento de la ONU se suma también el de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que ve en las cesiones ante el terrorismo un incentivo al terrorismo. La OSCE apunta que los grupos internacionales utilizan los secuestros para "crecer, reclutar y financiar sus operaciones" y, al igual que la resolución del Consejo de Seguridad, también recuerda la responsabilidad de empresas privadas y ONG.
El responsable de asuntos antiterroristas dentro de la OSCE, Thomas Wuchte, ha asegurado que "hay pruebas de que el pago de rescates incentiva nuevos secuestros". En este sentido, ha recordado que los países miembros de la organización mantienen "una política de no pagar rescates".
La prevención es una cuestión aludida tanto por la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU como por la OSCE como elemento clave para hacer frente al riesgo de raptos por parte de redes internacionales. En el caso de la OSCE, esta organización ha ampliado su nivel de colaboración con países del Mediterráneo para cooperar no sólo en la ribera meridional sino también más al sur, en el Sahel.
DINERO CLANDESTINO
Las directrices de las organizaciones internacionales coinciden con las que, al menos en público, se han marcado la mayoría de países de la comunidad internacional, principalmente los gobiernos occidentales que más suelen sufrir secuestros de compatriotas en el extranjero a manos de organizaciones terroristas.
Sin embargo, una investigación publicada en julio por 'The New York Times' cifraba en 125 millones de dólares (unos 100 millones de euros) el dinero obtenido por Al Qaeda y sus organizaciones afines desde 2008 gracias al pago de rescates. Según 'The New York Times', Al Qaeda habría logrado 66 millones de dólares (alrededor de 53 millones de euros al cambio actual) sólo en 2013, lo que demuestra que el secuestro es un negocio al alza.
Mientras que en 2003 los captores recibían una media de 200.000 dólares por rehén, la tarifa actual rondaría los 10 millones, recoge esta investigación.
Estado Islámico solicitó en noviembre 6,6 millones de dólares a cambio de entregar a una estadounidense de 26 años secuestrada en Siria, si bien las cifras que manejaron los medios norteamericanos para el caso de James Foley --decapitado por yihadistas-- superaban los 100 millones de dólares.
La piratería frente a Somalia también amasó grandes sumas en su periodo de más actividad, antes de que los buques privados reforzasen de forma generalizada su seguridad y los países acordasen despliegues militares en la zona. Un estudio realizado en 2013 por el Banco Mundial, la ONU e Interpol cifraba entre 339 y 413 millones de dólares el dinero logrado por estas redes entre 2005 y 2012.
ESTADO ISLÁMICO
El año 2014 ha sido el del auge de Estado Islámico, que ha autoproclamado un califato en las zonas de Irak y Siria que tiene bajo su control. Esta milicia suní ha hecho de Internet su principal herramienta para difundir unas actividades dirigidas contra contra poblaciones no suníes e intereses occidentales.
Así, ha publicado vídeos para mostrar las ejecuciones de rehenes estadounidenses y británicos mientras amenaza con seguir con estas prácticas si Occidente no pone fin a las operaciones militares en la región. Estado Islámico ha llamado también a todos los islamistas a sumarse a su yihad en todo el mundo.
La edición israelí de la revista 'Forbes' situó recientemente a esta milicia como el grupo terrorista más rico del mundo, con 2.000 millones de dólares anuales. Este dinero procede en gran parte de la venta de petróleo en el mercado negro, pero también habría obtenido decenas de millones con las entregas pactadas de rehenes.
POLÍTICA OFICIAL
La consigna oficial es la de no pagar a organizaciones terroristas a cambio de rehenes, a pesar de que 'The New York Times' recogía en su artículo supuestos pagos por parte de España, Italia, Dinamarca, Francia, Alemania, Bélgica, Suiza, Suecia y Perú. El presidente francés, François Hollande, ha insistido en las últimas liberaciones de rehenes galos que su país "no paga rescates", mientras que la postura española pasa por no comentar públicamente los esfuerzos de negociación.
Los países del G8 se han comprometido por escrito a no caer en chantajes y países como Estados Unidos y Reino Unido han reiterado en los últimos meses sus mensajes en contra de cualquier cesión. El rehén británico John Cantlie, protagonista de una serie de vídeos hechos públicos en los últimos meses por Estado Islámico, ha recriminado en estas grabaciones la negativa de Washington y Londres a pagar rescates o intercambiar presos.
Sin embargo, Estados Unidos podría estar revisando su política en esta materia para suavizar la cerrazón con la que suele responder a las familias de los rehenes, según 'The Daily Beast'. Parientes de algunos de los últimos ejecutados por Estado Islámico han criticado que la Casa Blanca les amenazase con procesarles si reunían el dinero y pagaban a los captores a título privado.
Además, Estados Unidos no es siempre tan inflexible con las concesiones a grupos armados. En junio, logró recuperar al sargento Bowe Bergdahl, capturado en Afganistán, a cambio de la excarcelación de cinco detenidos talibán, lo que daría a entender que Washington analiza las consecuencias de cada caso concreto.