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El disidente Ven Bagdro critica la debilidad de España ante China

El escritor y disidente tibetano Ven Bagdro, que compareció ante un juez de la Audiencia Nacional por el supuesto genocidio perpetrado por el Gobierno chino en Tíbet, criticó la ?debilidad? del Ejecutivo español ante las presiones de China para limitar el principio de jurisdicción internacional.

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  • El disidente Ven Bagdro.
El escritor y disidente tibetano Ven Bagdro, que compareció ante un juez de la Audiencia Nacional por el supuesto genocidio perpetrado por el Gobierno chino en Tíbet, criticó la “debilidad” del Ejecutivo español ante las presiones de China para limitar el principio de jurisdicción internacional.

La Audiencia Nacional investiga, bajo el principio de jurisdicción internacional, los disturbios en Tíbet en marzo de 2008, el supuesto genocidio durante las décadas de los 80 y 90, además de otra querella presentada por el movimiento Falung Gong contra el líder chino Jina Quinglin por genocidio y torturas.

Sin embargo, el pleno del Congreso aprobó el jueves por una amplia mayoría la reforma legal que limitará la actuación de la Audiencia Nacional en materia de jurisdicción universal a los casos en los que existan víctimas españolas o en los que los responsables del delito se encuentren en España.

Ven Bagdro explicó que España “representa un país débil” al ceder ante las presiones de China, cuyo gobierno ya pidió a España que “no alentara a las fuerzas separatistas tibetanas” con actos como la petición del juez español Santiago Pedraz de interrogar a ocho altos cargos chinos, incluidos tres ministros.

“Sin duda, China no deja de presionar a todos los países, entre ellos España. Pero si le escucha, España representa un país débil. Si China es capaz de cambiar las leyes españolas, no es necesaria la existencia de la ONU o de organismos internacionales”, consideró el monje.

Preso durante cuatro años en la cárcel china de Drapchi, donde aseguró haber sido sometido a torturas, por el supuesto asesinato de un policía durante una manifestación, Bagdro opinó que “no es lógico” que China “esté cambiando las leyes de otro país”.

Aún así, Bagdro, de 41 años, recordó que la Audiencia Nacional ha hecho “mucho más que la ONU y muchos organismos, que no se atreven ante China”, y rememoró el “gozo” que sintió al poder declarar por primera vez ante un tribunal libre.

Bagdro fue detenido en abril de 1988 acusado de liderar una manifestación en Lhasa y participar, junto a otros cinco monjes, en el asesinato de un policía chino. “No pude explicar nada –relató–, ya que en los interrogatorios me obligaron a admitirlo todo”.

El relato de torturas es interminable: golpes con enormes bastones eléctricos o metálicos; largas caminatas sin zapatos por la nieve en invierno; sesiones en las que le obligaban a arrodillarse desnudo sobre cristales; horas colgado del techo boca abajo; o palizas en una misma habitación junto a sus compañeros detenidos, hasta perder la conciencia.

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