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Punta Umbría

El universo creativo de Barceló en CaixaForum

La exposición que CaixaForum Madrid dedica a Miquel Barceló se adentra en los territorios del artista para mostrar el universo creativo de uno de los creadores españoles más reconocidos internacionalmente.

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  • Un hombre visita la exposición del artista mallorquín Miquel Barceló. -
La exposición que CaixaForum Madrid dedica a Miquel Barceló se adentra en los territorios del artista para mostrar el universo creativo de uno de los creadores españoles más reconocidos internacionalmente.

Ya desde la calle, la escultura monumental Gran Elefant dret invita a los ciudadanos a entrar en el universo de creación del arista mallorquín. Con la trompa rígida dirigida hacia abajo, el gran elefante de bronce y siete metros de altura se enmarca en los trabajos recientes de esculturas y pinturas de mamíferos del artista.

Las 180 obras que forman el recorrido, entre pinturas, cerámicas, gouaches, acuarelas, dibujos, carteles, libros y cuadernos de viaje, forman un relato que abarca desde los años 80, con obras como El amor loco o Giorgione en Felanitx, ambas de 1984, hasta una de sus últimas pinturas, La solitude organisative (La soledad organizativa), que da título a la exposición.

Esta obra, que representa un gorila solitario, se exhibió en la Bienal de Venecia de 2009 y se pintó en uno de los lienzos manchados que habían cubierto el suelo de la plataforma que el artista utilizó en Ginebra para realizar la cúpula de la Sala de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

La comisaria Catherine Lampert comentó esta pintura para justificar la ausencia de Barceló en la presentación de la muestra. “El gorila nos recuerda a todos que se trata de una persona solitaria que vive en el presente, siempre mira hacia delante y nunca hacia atrás, y por eso él no está ahora aquí”.

Lampert sí ha podido contar con la colaboración directa del artista en la selección y organización de la exposición, que “o tiene la intención de ser retrospectiva en el sentido tradicional, ya que se trata de un artista que continúa trabajando”.

Su objetivo ha sido mostrar el vínculo que tiene Barceló con los elementos y materiales orgánicos. “Esos puntos en los que los pigmentos, las herramientas y su mundo físico están presentes y se expresan en sus obras desde el principio”.

En el recorrido por los siete espacios que forman la exposición, Lampert espera que los visitantes puedan captar las preocupaciones presentes en la mente de Barceló. “Es difícil explicar su obra, ya que se trata de un creador muy individual que expresa un punto de vista cultural”.

La metáfora en este artista es un vehículo fundamental y, según la comisaria, es el creador vivo que con más actualidad y alcance expresa sus ideas a través del arte. “En sus pinturas se pueden ver claramente sus preocupaciones. Barceló ha recuperado ese poder universal del arte” sin necesidad de utilizar vídeos u otros medios tecnológicos.

El itinerario por las preocupaciones y viajes de Barceló comienza con la sala dedicada a El mar, el museo, la biblioteca y el estudio, con obras de los años ochenta cuando trabajaba con los lienzos sobre el suelo y su pintura creaba construcciones rocosas.

De esta época es Big Spanish Dinner (1985), ejemplo de su uso de mezclas poco convencionales de pigmentos y materia orgánica, así como L’amour fou, donde está presente el mar de sus orígenes isleños.

“Un repertorio de la esperanza humana” reúne acuarelas realizadas con motivo del encargo que recibió para ilustrar La divina comedia de Dante, muchas de las cuales no se habían exhibido hasta ahora.

Con el largo título Todos estos cuadros pertenecen al mundo terrenal, este espacio muestra obras en las que las densas capas de materia se acumulan como siguiendo un proceso natural. Fruto de una época en la que el artista colocaba frutas y animales o peces muertos junto a los lienzos, son obras como Ex voto à la chèvre o Bodegón rosa.

En 1987, Barceló sintió la necesidad de Huir del exceso y empezó a crear pinturas y dibujos de agujeros y de luz. El desierto del Sáhara y el árido paisaje africano inspiraron pinturas de pálidas tonalidades monocromáticas.

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