La protagonista absoluta de las 23 fotos es la mujer de rasgos latinos -morena, labios con carmín rojo intenso y cejas negras marcadas- que rezuma un carácter fuerte, muy sensual y también agresivo.
Las tres modelos -una española, una brasileña y una colombiana- miran fijamente a la cámara mientras interpretan, en un fondo negro y con luz cenital, ritos universales de la tauromaquia, empuñando un estoque o moviendo un capote.
Con el torso desnudo o ataviadas con trajes de gitana en seda y raso beige, rojo o negro que acarician sus cuerpos delgados, las modelos denotan a una mujer dotada de fortaleza y coraje.
Eso sí, tocadas con variado atrezo: monteras, peinetas de concha negras y velos inmensos en rojo o negro.
Se trata de la encarnación de unas mujeres que dicen sin palabras “¡Viva España!”, como gritó Antonio Banderas (Málaga, 1960), en el making off de la sesión fotográfica de Secretos sobre negro.
Para llevar a cabo ese trabajo artístico, Banderas usó la cámara digital H4D y contó en el estudio con un equipo de arte, vestuario, iluminación y maquillaje para efectos especiales en cine.
Desde el principio, sus ideas fueron “muy específicas” sobre la teatralidad que quería conseguir y la composición de las imágenes, explicó el director de Locos en Alabama (1999).
Secretos sobre negro es un proyecto todavía en marcha, ya que próximamente incluirá un poemario o un elenco de prosa poética escrito por él, avanzó el actor, casado con la actriz estadounidense Melanie Griffith.
El aperitivo de ese futuro poemario lo recoge con un poema que muestra en un panel de la exposición, cuyas dos primeras líneas rezan: “Anda el corazón estremecido / y el alma anudada a la garganta”.
“La fotografía está muy cerca de la poesía” porque “un instante congelado puede contar más que un libro o una película”, afirmó el actor, que acaba de terminar el rodaje de la última película de Pedro Almodóvar, La piel que habito.
Apuntó que no pretende “ser un fotógrafo profesional”.