La Berlinale dio una clara señal en favor del nuevo cine latinoamericano al dar el máximo premio a Llosa, nacida en 1976 en Lima y afincada en Barcelona, mientras que a Biniez, nacido en Buenos Aires en 1974 y residente en Montevideo, ganó el correspondiente a la mejor ópera prima y el Alfred Bauer.
Biniez compartió el Gran Premio del Jurado con la alemana Alle Anderen, de Maren Ade, y el Bauer, instituido en memoria del fundador del Festival, fue asimismo ex-aequo, con el veterano polaco Andrzej Wajda, por Tatarak.
Llosa dedicó su premio a Perú, mientras que su actriz principal, Magaly Solier, embelesó al auditorio cantando una pieza en quechua, idioma en que se habla en un 40% en su película, en alternancia con el español.
La teta asustada, rodada principalmente en los barrios más pobres de Lima, se centra en una muchacha que trata de dar un entierro digno a su madre, violada como miles de otras mujeres durante las dos décadas de guerra y terrorismo en Perú, entre 1980 y 2000.
Gigante discurre en Montevideo y gira en torno a un vigilante de un hipermercado, enamorado de una empleada del establecimiento, a la que sigue desde sus múltiples cámaras de vídeo.
El Oso de Plata al mejor actor fue para el maliense Sotigui Kouyate, por London River, mientras que el de mejor actriz fue para la alemana Birgit Minichmayr, por Alle Anderen.
Fuera de los premios oficiales, el cine hispanoamericano se había llevado ya otros dos galardones de los jurados independientes: el Teddy, al cine de contenido homosexual, que fue para Rabioso sol, rabioso cielo, del mexicano Julián Hernández, y el de la Confederación Internacional de Cine de Arte y Ensayo, para la película vasca Ander, de Roberto Castón.