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La novela romántica sale a la luz como filón de ventas

La novela romántica, literatura invisible y llena de estigmas, ha salido a la luz convertida en un filón de ventas en el que han entrado a saco los grandes grupos editoriales, con ediciones cuidadas y totalmente alejadas de las novelitas rosas de kiosko destinadas a un prototipo de mujer...

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La novela romántica, literatura invisible y llena de estigmas, ha salido a la luz convertida en un filón de ventas en el que han entrado a saco los grandes grupos editoriales, con ediciones cuidadas y totalmente alejadas de las novelitas rosas de kiosko destinadas a un prototipo de mujer, también denostado. 

Las lectoras de novela romántica –no llamarla rosa– son legión y a ellas se debe, según comentan los editores consultados por Efe, el boom y los cambios notables en este género. 


Ellas, que adquirían sus obras en librerías virtuales, han logrado que este género ocupe su espacio propio en grandes superficies y cadenas de librerías. 

Fue en la red donde comenzaron a surgir webs dedicadas a la novela romántica, como foros de debate donde se presentan las novedades, y se exponen los comentarios y sugerencias de las lectoras, erigiéndose en auténticas revistas especializadas. 

La fuerza de internet se mide con ejemplos como el de la editorial Romántica Zeta, que publica ahora una reedición de grandes éxitos seleccionados por las lectoras de tres webs: El rincón romántico, Romántic@s al Horizonte y Noche en Almack’s. 

“Ha sido una gran lucha en la sombra”, comentan fuentes de Ediciones B, que –a través de su sello Bergara– lleva veinte años editando estas novelas que funcionan “como una fórmula hecha con distintos ingredientes” explica Marisa Tonezzer, encargada del departamento de novela romántica del sello Bergara. 

“El eje es una historia de amor y los distintos avatares que debe sufrir la pareja hasta llegar a un final feliz –añade–. Pero este molde se puede combinar con ingredientes fantásticos, policíacos, históricos, de thriller...”. 

Lo que no puede faltar, es la marca del género, son las escenas de alta temperatura erótica, hasta una media de cuatro o cinco encuentros por novela. “Es el erotismo visto desde la mujer”, dice Tonezzer, y añade: “El hombre que quiera conocer las fantasías eróticas de la mujer, ahí las tiene, contadas por ellas mismas”. 

Aquellas novelas que las lectoras forraban para esconder una portada explícita vivió a finales de los 90 el gran boom al entrar los grandes grupos editoriales con sus propios sellos dedicados al género, frente a las pequeñas editoriales de toda la vida especializadas en este género. 

“Este género subterráneo ya no es invisible”, apunta Esther Escoriza, de Esencia Editorial (Planeta), quien explica cómo actualmente hay “una oferta y una demanda enorme. Es un género en alza”. De hecho, en España ocupa entre el 7 y el 10% del mercado de ventas, cifra ínfima comparado con el 40% de EEUU. 

La novela romántica es un filón de ventas porque esa “legión de lectoras” son “adictas compradoras, siempre dispuestas a comprar lo último”, dice Esther Escoriza.

El mundo sajón es el rey del romance

La mayoría del material que llega del extranjero, viene de Estados Unidos, país con una mayor tradición y mitos como Danielle Steele, Nora Roberts o la más picante Nicole Rogers, autoras de los grandes hits y tan prolíficas como todas las escritora de este género. 

“Publican hasta cuatro y cinco libros al año porque el mercado norteamericano es tan grande que puede absorber todas estas novedades”, apunta Marisa. 

Hoy, el mayor problema de las editoriales españolas es encontrar a una escritora de nuestro país para “implantarla en el mercado”. 

En la palestra ya están Mónica Hidalgo, con varias obras en el mercado; Ana Casanova, con una obra publicada y otra que saldrá este mes; o Mónica Peñalver que ya editó su ópera prima.

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