Joan Margarit ha publicado este ensayo como respuesta a Cartas a un joven poeta, de Rainer Maria Rilke, en las que el poeta checo plasmaba sus sensaciones sobre la poesía y su creación, y sobre su concepción personal del amor, la soledad y la muerte.
Margarit ha explicado que Nuevas cartas a un joven poeta son “reflexiones en voz alta” que su experiencia como poeta y lector de poesía le ha proporcionado a lo largo de su vida.
El poeta leridano ha argumentado que las cuestiones fundamentales que se tratan en poesía no han variado entre el contexto de Rilke y el suyo, porque “los poetas siempre hablamos de lo mismo –el amor, el paso del tiempo, la muerte...–”, constantes que defiende a ultranza porque “cada generación tiene un punto de vista diferente sobre los mismo temas”.
Es precisamente el interés por los matices lo que recomienda Margarit a los jóvenes poetas en su ensayo porque, en su opinión, es en ellos donde se encuentra la esencia de los temas: “Si no eres una persona capaz de enriquecerte con los matices, no seas poeta”.
Compara los cambios en la concepción de los grandes temas en poesía con otras artes como la pintura o la música, ya que, a su juicio, son mundos diferentes un bosque pintado por Cézanne que uno pintado por Tiziano, y una interpretación de una pieza de Mozart en el siglo XVIII o en la actualidad.
Margarit ha evidenciado la función del arte y, concretamente, de la poesía, como diagnóstico de la sociedad de una época.
El retirado arquitecto ha señalado la importancia de la dedicación a la poesía, que es, a su juicio, una “elección de por vida, de mañana tarde y noche, dentro y fuera de casa”, más allá del oficio.