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Viernes 19/04/2024  

Quien a buen árbol se arrima...

Lecciones otoñales

Hoy entra el otoño a las 21:21 hora peninsular, la estación preferida de muchos, alivio de calenturas estivales. La primera andadura de “Quien a buen árbol se..

Publicado: 22/09/2021 ·
09:00
· Actualizado: 22/09/2021 · 09:00
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  • Otoño. -
Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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Hoy entra el otoño a las 21:21 hora peninsular, la estación preferida de muchos, alivio de calenturas estivales. La primera andadura de “Quien a buen árbol se arrima...” en septiembre de 2018 fue precisamente una reflexión sobre la estación en la cual amaneceremos mañana.

El otoño y la primavera son las maravillosas transiciones entre dos extremos. El verano y el invierno, con sus cénits de día y noche más largos respectivamente, imponen una detención, un freno. “Sol quieto” indican los solsticios. Pero la vida cotidiana es todo lo contrario, es movimiento y circulación, y los equinoccios garantizan el paso entre los dos extremos.

El ritmo primaveral se relaciona con la preparación para la luz y el esplendor del verano y por ello los ritos y fiestas de primavera simbolizan el renacimiento y la renovación, imprimiendo una alegría vital ante las oportunidades que se acabarán fructificando, y hay aromas, colores y texturas de luz muy característicos, que tras el impacto en nuestros sentidos se transforman en los sutiles caminos por donde transitan los impulsos desplegados en ese renacer.

El otoño se relaciona con la preparación a la recapitulación que supone el invierno. Los ritos otoñales utilizan la semilla y la hoja caída como símbolos, imágenes donde se depositan dos rasgos del otoño preñados de esperanza. Por un lado la semilla lleva implícita la idea de germen que contiene el todo y por otro, la hoja que cae es la condición previa a la renovación, a resurgir nuevamente.

“Somos de otoño” fue el título de esa primera intervención hace tres años, porque todo a lo que nos aferramos se acaba desprendiendo, pero al mismo tiempo albergamos permanentemente la semilla del todo, la posibilidad de volver a empezar, de renacer.

La transición del otoño es especial, llena de matices que inundan los sentidos con sensaciones que abren paso a emociones y sentimientos muy diversos, a veces quedos y pausados y otras tormentosos y vigorosos, como si reflejaran el cambiante tiempo atmosférico típico del otoño.

El otoño brinda innumerables ocasiones para la belleza, para beberla a pequeños sorbos y nutrir con ella nuestra vida interior. Por otro lado, la temperatura más suave, más fresca, aleja la modorra del calor y facilita una mayor actividad, empezando nuevos cursos en muchos ámbitos. El otoño también es sinónimo de acopio de víveres, y cuando la  vida cotidiana se regía por los ciclos de la agricultura, se realizaban mil formas diferentes de conservas y de maneras de preservar lo necesario para pasar el invierno, lo cual evoca el acopio permanente de los frutos maduros de nuestra experiencia.

Bienvenido pues el otoño, con el sempiterno recuerdo de que somos temporales y eternos a la vez.

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