Aún queda un mundo por delante en Primera Andaluza. Cualquier bache encontrado en el camino puede convertir un sueño en pesadilla, en cuestión de poco tiempo, más en una competición marcada por una estricta equidad, donde ni siquiera acabar la temporada como primer clasificado con una ventaja abismal sobre el resto de rivales, es sinónimo de ascenso. Tal como está ideada de manera tan diabólica esta Primera Andaluza, es importante permanecer enchufado desde el primer día hasta el último. Hasta entonces, cualquier tipo de ensoñación o idea fantasiosa no tiene cabida alguna, por mucho que el camino recorrido hasta ahora haya levantado una polvareda de ilusión en cada paso, como está sucediendo en el entorno de la UD Roteña. Un equipo con una amplia experiencia reciente en Primera Andaluza que, reforzado tras varios tropiezos sufridos en los últimos años, ha tomado las riendas de la temporada con firmeza desde la primera jornada.
Tres victorias y un empate han elevado hasta el liderato a un equipo que ha encontrado el perfecto equilibrio: potencial ofensivo y solidez en defensa. 11 goles marcados y tan solo tres en contra para un equipo que, a excepción del encuentro ante un hueso durísimo de roer como es el Guadiaro, ha triturado a cada uno de los rivales que se ha ido encontrando a su paso. Linense B, Puerto Real y, el más reciente, el Chipiona CF que, pese a que opuso resistencia en la primera parte, terminó rendido ante los pies de una Roteña imperial que le tumbó a base de goles. Tete, al borde del descanso, estrenó el marcador desde el punto de penalti antes de afrontar un descanso que fue la antesala de un auténtico baño por parte de los rojillos. La muralla azul, tremendamente compacta hasta el primer tanto, se cayó entonces a pedazos.
Sergio Chino, con un golpeo descomunal desde fuera del área, la terminó de romper colocando una victoria de la Roteña en el marcador que, a partir de ahí, solo siguió creciendo. Los extremos, que antes habían encontrado la entrada por banda bloqueada, comenzaron a encontrar huecos, a bailar con fluidez y a correr como alma que lleva el diablo por una autopista completamente abierta. El semáforo siempre lo encontraban en verde, tanto con Petaca como Álex Valero al volante, que inició una carrera con potencia por el carril derecho hasta acabar batiendo a Andrés con un misil a quemarropa. Lo celebró con José Mari, un icono de la UD Roteña, con el que se enfundó en un cálido abrazo que no es otro que el reflejo de una unión inquebrantable entre la plantilla y la afición. Una comunión absoluta que, sobre el campo, se hace notar. Rául ‘Bala’ mató el partido a pocos minutos para el final marcando el cuarto. El canterano, uno de los menos habituales en la dinámica del primer equipo, aprovechó de pleno su oportunidad en un día en el que Paco Ávila también dio entrada al portero suplente, Mateo, reemplazando a Jairo Ruiz sin más motivo aparente que el de repartir minutos entre todos para hacerles sentirse importantes en el equipo.
El que sí tuvo que retirarse del campo por una razón de peso fue Álex Hernández en el transcurso de la primera mitad. El central sufrió una caída aparatosa en un lance con el delantero del Chipiona CF Alberto Santos que le provocó una grave lesión de clavícula. Los alaridos de dolor del chaval alertaron a todos que, de inmediato, solicitaron la llegada de una ambulancia. Todo el estadio permaneció con el corazón encogido durante más de diez minutos que se hicieron eternos mientras aguardaban impacientes a los servicios médicos, que lo trasladaron al hospital más cercano para una intervención quirúrgica inmediata. Álex Hernández, que finalmente terminó siendo retirado en camilla, se perderá previsiblemente unos dos meses de competición. Un importante contratiempo inesperado para una Roteña que deberá afrontar buena parte de la temporada sin la que estaba siendo una de sus piezas capitales. El próximo partido, ya sin el central, la Roteña deberá visitar al Algeciras CF B en busca de tres nuevos puntos que demuestren que este inicio espectacular no es algo destinado a acabar.