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San Fernando

La gastronomía en las coplas del Carnaval, un plato para dos coristas

Paco Melero y Antonio Montiel presentaron un exhaustivo trabajo que los ha llevado a bucear en los registros de tres siglos distintos de Carnaval. VIDEO

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Hubiera sido inaudito que la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes hubiera obviado una fiesta como el Carnaval en la programación de su curso. Porque no lo hace con ningún acontecimiento que interese urbi et orbi y supone una manifestación cultural.

Y posiblemente si se hubiera olvidado muchos no se hubieran dado cuenta, pero serían los que no conocen esta Institución por dentro. La Real Academia de San Romualdo sabe alternar y conjugar como ninguna otra la calidad de sus actos con su diversidad y hace años que prendió en la sociedad más plural.

Prueba de ello es la asistencia a los actos de cada martes, bien en el Centro de Congresos o en el Real Teatro de las Cortes. O en el castillo San Romualdo, salidas que atestiguan que su concepto de la difusión del conocimiento se cimenta en llevarlo a donde está la gente y a donde más gente pueda ir. De académico en académico a los que las entidades sociales y culturales piden su participación o todos a la vez como Institución.

Esta vez además con dos de las personas que más saben de Carnaval porque lo han vivido como actores y como espectadores, además de tratarse de consumados docentes que unen a sus capacidades para enseñar el trabajo meticuloso que han hecho para la ocasión.

Francisco Melero Mora y Antonio Montiel Sánchez, dos coristas de pro, dos maestros de escuela, dos carnavaleros y gastrónomos, fueron presentados por un divulgador de la cocina andaluza y de su joya de la corona, el aceite de oliva.

José Domínguez Oneto presentó a sus dos compañeros de cofradía gastronómica Los Esteros -de tal guisa fueron Melero y Montiel, delantal negro riguroso- con un documento bajo el brazo que se va a quedar para siempre en la historia del Carnaval.

Desde el inicio

Y es que la conferencia, charla, audición y humor que llevaron al auditorio del Centro de Congresos y que no se supo bien lo que era hasta el final, ha contado con un ingente trabajo de campo que los ha llevado a ambos a bucear en los registros de agrupaciones carnavalescas de más tres siglos distintos.

Ese material ya de por sí es de biblioteca, pero además lo han catalogado con el título de la conferencia, La gastronomía en las coplas del Carnaval de Cádiz, de forma que aparecen todas y cada una de las agrupaciones que han tratado tanto guisos de la tierra como productos por separado en sus letras.

A ese trabajo se unió, al comienzo, una reseña de lo que es el Carnaval de Cádiz, su procedencia dicha en fino latín y la constancia de que en el Imperio Romano, Gades y sus gaditanas ya eran conocidas no sólo en Hispania, sino en la mismísima Roma.

Uno ahora y otro después fueron presentando, además de los datos, los ejemplos a través de los libretos de agrupaciones que no se habían grabado porque en aquellos tiempos no se grababan esas cosas -ni casi nada-, por lo que lo cantaron los dos coristas.

Los problemas con la censura de todos los tiempos, los ejemplos de que las sociedades cambian pero las situaciones se repiten -caso de los profesionales de la política- y sobre todo la recopilación de actuaciones con la interpretación genuina de esas coplas, conformaron una hora y media que hubiera sido demasiado para cualquier público. Pero no si se saben contar.

El presidente de la Academia, José Enrique de Benito, los presentó diciendo que no tenía ni idea de lo que iba a pasar allí. Al final quedó todo meridianamente claro.

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