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Sevilla

Los primeros Barómetros

Espadas obtiene una valoración global algo superior a la de Zoido en el primer semestre de cada uno

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  • Espadas -

La Fundación Cámara y el Centro Andaluz de Prospectiva divulgaron el pasado martes su tradicional Barómetro Socioeconómico de Sevilla, que en este caso ha sido interpretado como el balance del primer medio año de mandato de Espadas, aunque realmente los encuestadores han preguntado a los sevillanos por cómo ven el estado de la ciudad en el último año (2015), por lo que dado que Zoido fue alcalde hasta las elecciones del 22 de mayo, en sentido estricto debería hablarse de una corresponsabilidad de los dos últimos alcaldes.

Los medios de comunicación han destacado que en números redondos sólo un 21% de los sevillanos creen que la ciudad ha mejorado con Espadas como alcalde; un 13% piensa que ha empeorado, y para un 63,4% no se ha notado aún su mano porque todo seguiría igual que en los tiempos de Zoido.

¿Y qué visión tuvieron los habitantes de esta ciudad tras el primer semestre de Zoido en el gobierno y cuál es el balance comparativo entre las primeras etapas del anterior alcalde y la de Espadas al frente del Ayuntamiento?


Los sondeos
Habitualmente, los Barómetros Socioeconómicos que el Centro Andaluz de Prospectiva realizó primero para la Fundación Antares y luego para la Fundación Cámara se basan en el mismo número de entrevistas (440) y con el mismo posible error de muestreo ( más/menos 4,7%). Hay una parte del sondeo más o menos repetitiva que permite establecer una visión a lo largo del tiempo sobre la opinión de los sevillanos acerca del estado de la ciudad, sus problemas y la valoración que les merece la gestión de las sucesivas corporaciones en diversos periodos de sus mandatos, pero en su mayor parte cada Barómetro es muy diferente del que le precede y del siguiente, ya que se introducen cuestiones variopintas, al hilo de una actualidad muy cambiante.

A título de ejemplo, en el primer Barómetro con Zoido se preguntaba por la gran decisión que tomó apenas aterrizar en el cargo -la supresión del Plan Centro de tráfico- y por temas como la estatua de Juan Pablo II y los pasos soterrados, ya superados en el primer Barómetro con Espadas de alcalde, donde ahora se sacan a colación asuntos como la antigua comisaría de la Gavidia, el cambio de ‘mapping’ y la ubicación del Festival de las Naciones, entre otros.

En este informe vamos a tratar de comparar la valoración de los sevillano sobre las mismas o parecidas cuestiones tanto en el primer Barómetro de Zoido como en el de Espadas, para ver en qué grado respondió cada uno a sus promesas de cambio y de mejora de la ciudad en sus etapas iniciales al frente del Ayuntamiento.

Suele decirse que si un mandatario no cumple sus grandes promesas o al menos un significativo porcentaje de las mismas en el primer año o en la primera mitad de su mandato, difícilmente logra materializarlas en la segunda mitad, cuando realmente ya inicia la cuenta atrás para el final y el tiempo se le va echando encima cada vez más.

También influyen en las valoraciones las expectativas creadas previamente y las características del gobierno de cada alcalde. En este sentido, Zoido generó unas altísimas expectativas de cambio tras la infausta etapa de Monteseirín con sus escándalos, despilfarros y obras faraónicas, como probó el hecho de que los sevillanos le otorgaron la mayoría más amplia de la historia de la Democracia, con sus 20 concejales.

Con esa mayoría súper absoluta, Zoido no tenía ningún obstáculo político enfrente para poder cumplir sus promesas y realizar su programa, pero justamente por eso el sentimiento de frustración que provocó al no materializarlo fue mucho mayor y acabó perdiendo la mayoría absoluta de que gozaba y el gobierno de la ciudad.

Por el contrario, Espadas parte de una posición mucho menos ventajosa que Zoido, al haber constituido un gobierno en minoría, con tan sólo 11 ediles en una corporación de 31 y en la que hay una gran fragmentación con cinco fuerzas distintas. Al ser un escenario políticamente mucho más complicado, en que el alcalde se ve obligado a hacer concesiones, guardar equilibrios y renunciar a aplicar parte de su programa, la opinión pública puede tender a ser más comprensiva e indulgente si no observa que los cambios no se producen de una forma más rápida.

Visión global
En su primer semestre, cuando todavía mantenía el impulso de su arrolladora victoria electoral, Zoido consiguió que una pequeña proporción más de sevillanos que con Espadas pensara que la ciudad había mejorado (un 21,3% frente a un 20,8%), pero por el contrario fueron más los que creyeron que Sevilla había empeorado con Zoido (un 20,5%) que con Espadas (un 13%), mientras que la sensación de que los seis meses iniciales pasaron sin pena ni gloria porque no se alteró el ‘statu quo’ ha sido superior con Espadas (un 63,4%) que con Zoido (un 54,9%).

El balance general es favorable a Espadas, pero sólo porque hay más sevillanos que en la época de Zoido que piensan que Sevilla no ha evolucionado a peor, aunque también es superior la proporción de los que creen que nada ha cambiado con el actual alcalde.

A la hora de valorar la gestión de cada gobierno en los mismos temas, el de Zoido obtuvo mejoras notas que el de Espadas en cinco de las siete categorías similares que aparecen en los Barómetros, a saber: el transporte público, los centros de enseñanza, el funcionamiento de los servicios sociales, las viviendas de protección oficial (una gran paradoja, ya que Zoido no construyó ninguna pese a haber prometido mil anualmente, hasta un total de 4.000) y la limpieza de la ciudad. La gestión de Espadas sólo es más valorada que la de Zoido en los parques y jardines y en la seguridad ciudadana.

Principales problemas
Tres problemas siguen siendo citados por una mayoría de sevillanos como los principales de la ciudad tanto al inicio de la era Zoido como de la era Espadas. El primero, a enorme distancia del resto, es el paro. Curiosamente, había más percepción sobre la gravedad del desempleo con Zoido (un 56,5% lo señalaba como el problema más importante de la ciudad) que con Espadas (un 53% ahora), pese a que Zoido inició su mandato (76.689 parados en junio de 2011) y concluyó su primer semestre (81.135 parados en diciembre de 2011) con menos desempleados que Espadas en su primer medio año (84.470 parado en junio de 2015 y 83.535 en noviembre pasado).

Espadas no ha logrado que se perciba una Sevilla más limpia que con Zoido en su primer semestre. Hay un 13,2% de sevillanos que cita la falta de limpieza como el segundo problema de la ciudad, cuando con Zoido eran un 9,6%. Por el contrario, se produce otra paradoja con el tráfico.

Pese a que por causa de la crisis económica el flujo de vehículos descendió ostensiblemente en el mandato de Zoido (entre 2009 y 2014 el número de vehículos que circulaba por las calles de la ciudad bajó en 117.000 de media cada día), en la comparación entre los dos inicios de mandato en este tema ha habido más sevillanos que citaron el tráfico como tercer problema más importante de la ciudad con Zoido (un 8,2%) que con Espadas (un 5,5%), pese a que con la recuperación económica en los últimos tiempos se ha vuelto a incrementar apreciablemente el número de automóviles circulando, coincidiendo con el inicio de la etapa de Espadas.

El paro y el tráfico demuestran, pues, que la percepción de los problemas por parte de los sevillanos se basa a veces más en impresiones subjetivas que en datos objetivos. Los Barómetros muestran que hay una visión de una situación general ligeramente mejor con Espadas que con Zoido en sus respectivos inicios de mandato, pero que se torna a la inversa cuando se analizan las políticas sectoriales de cada gobierno.

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