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Miércoles 26/06/2024  

Sevilla

Recuerdo del humanista Emigdio Mariani y Piazza

Emigdio Mariani Piazza (Sevilla, 5 abril 1901-17 diciembre 1995), es uno de los humanistas sevillanos identificados con la música y la fotografía que más han hecho por la cultura durante el siglo XX y, al mismo tiempo, más olvidado por la ciudad oficial...

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  • Con el maestro Quiroga -

El fondo fotográfico de Mariani, aunque sólo salvado en parte por su segunda mujer Mercedes Mena Calvo, en una tarea tan laboriosa como plena de amor y admiración hacia su marido, reúne valores excepcionales. En 1954 fundó y presidió la Agrupación Fotográfica Sevillana, formada por un nutrido grupo de fotógrafos sevillanos, como Antonio González-Nandín, Eduardo Carballido García, Vicente Cortés Muñoz, Manuel Peinado Cámpora, Pedro de Rojas Solís, José González Peccino, José Luis Bustamante Miguel, y otros hasta superar el centenar.

Emigdio Mariani Piazza (Sevilla, 5 abril 1901-17 diciembre 1995), es uno de los humanistas sevillanos identificados con la música y la fotografía que más han hecho por la cultura durante el siglo XX y, al mismo tiempo, más olvidado por la ciudad oficial. No busquen, pues, su nombre en avenida, rotonda, plaza, plazuela, calle, callejuela o jardín recoleto en el nomenclátor, en una ciudad que ha infravalorado el sentido de las rotulaciones de sus vías públicas con dedicaciones oportunistas y frívolas; ni placa que identifique y recuerde con gratitud su lugar de nacimiento en la calle Augusto Plasencia.

Nosotros sí le recordamos hoy, a la vez que reclamamos de las autoridades un mínimo de respeto para quien tanto bien hizo por la cultura musical y el arte fotográfico sevillanos, y jamás quiso abandonar su tierra cuando tuvo oportunidades de emigrar a Madrid e incluso a París.

El historiador de la fotografía española y sevillana Miguel Angel Yáñez Polo, recientemente fallecido, dedicó en 1992 tres artículos en la revista de la Sociedad de Historia de la Fotografía Española, a recuperar la memoria del por entonces ya nonagenario Emigdio Mariani Piazza, consagrado como figura irrepetible tanto en sus actividades musicales como fotográficas. En la primera de las entregas, explicó Yáñez Polo sus antecedentes familiares musicales, iniciados en Vicente Mariani (1818), y continuados por Luis Mariani Giménez (1880), y Luis Leandro Mariani González (1865-1925), su padre. Y de la saga de los Piazza, su madre, Josefa Piazza, pianista y profesora genial.

En la segunda entrega se refirió Yáñez Polo al Emigdio Mariani retratista, cuyo legado es magnífico y base documental social y costumbrista de gran parte de la primera mitad del siglo XX sevillano. Y en la tercera y última entrega, valoró sus aportaciones básicas al movimiento fotográfico neopictorialista español de los años cuarenta.

Francisco Javier López, catedrático del Conservatorio Manuel Castillo, dedicó en 1996 un extenso artículo al Mariani músico en sus vertientes creadoras y gestoras, como heredero del fundador de la Académica Filarmónica de Música, antecedente del actual Conservatorio, y que Emigdio dirigió con veinticuatro años al fallecimiento de su padre. Por su parte, la profesora María Isabel Osuna Lucena publicó una separata en la revista del Laboratorio de Arte de nuestra Universidad en 1995, casi coincidiendo con su fallecimiento, glosando la trayectoria personal y artística de Emigdio Mariani Piazza, al que considera un eslabón fundamental en la historia de la música sevillana. La profesora Osuna Lucena prestó atención a la faceta menos conocida de Mariani, su labor compositora, en su mayor parte perdida por la carencia de medios económicos de su tiempo. Las obras catalogadas, casi todas zarzuelas, suman cuarenta y dos, a las que hay que añadir por lo menos tres más de las que no existe ningún fragmento.

La última exposición antológica fotográfica de Emigdio Mariani fue posible con el apoyo de la Fundación El Monte, y la organizó el Ayuntamiento de Dos Hermanas en noviembre de 1995, poco antes de su muerte a los noventa y cuatro años de edad. Recordamos aquellos días postreros de su vida como un testimonio de vitalismo frente a la enfermedad, manteniendo su talante afable, extravertido, y tan feliz como un principiante. Necesitaríamos varias páginas de este periódico para completar su extensa y rica biografía musical y fotográfica. 

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