Casi un año después,
David sentará en el banquillo a Goliat. Este lunes, minutos antes de las once de la mañana,
Ikea Ibérica SA y el resto de empresas demandadas se sentarán en el banquillo por
cesión ilegal de plantilla, una demanda que los trabajadores afrontan con “positivismo jurídico” pero con “algo de miedo porque es una multinacional”. Así se expresa Antonio Andrade, uno de los diez trabajadores que se ha mantenido constante en su demanda contra la multinacional sueca y que, tras un año de lucha, sólo espera que la Justicia les dé la razón y dictamine su readmisión, especialmente por aquellos que no han conseguido todavía un puesto de trabajo.
Más o menos hace un año,
Ikea decidía prescindir de los servicios de CM Auxiliares, una empresa cuya única actividad era cederle la plantilla a la multinacional del mueble y que, tras la rescisión del contrato, ni siquiera tenía fondos para afrontar el despido de los 16 trabajadores que se quedaron en la calle. Y ahí empezó una
lucha que inundó de recortes de prensa marquesinas, colegios, estadios de fútbol, calles comerciales y, por supuesto, el propio centro de trabajo de donde los despidieron: la tienda de Ikea de Castilleja de la Cuesta.
El “colaborador” que no era
Porque hace apenas un año estos trabajadores eran, en la práctica, “colaboradores” -como designa la empresa a sus empleados- de
Ikea: los horarios, los turnos, el material de trabajo o la propia organización
dependían directamente de la multinacional, a excepción del sueldo, que era inferior. Y es ahí donde radica la fortaleza de su reivindicación judicial: Ikea Ibérica SA era la “empleadora real” de estas 16 personas y no sólo lo atestigua la numerosa documentación recabada por los demandantes, sino también los testigos.
Entre ellos, la sección sindical de
CCOO en el centro de trabajo de Ikea en Castilleja, que ya recodaba en estas mismas páginas hace meses con ironía el
código ético de la multinacional. “Ikea era conocedora de las circunstancias de contratación de los trabajadores de CM Auxiliares y lo estuvo consintiendo y respaldando durante años”, aseguraba en septiembre
Faustino García, representante de CCOO en Ikea Sevilla, una contundencia que acompañaba con la indignación hacia la multinacional sueca: “su código ético es un producto de marketing más”.
Ante el juzgado de lo Social número 11 de Sevilla no sólo se sentará
Ikea, que siempre ha mantenido que la responsabilidad era de la
CM Auxiliares y que esperarían la decisión judicial sin pronunciarse. La demanda se dirige principalmente contra la multinacional al entender que era la empleadora real pero también se ha presentado contra la propia CM Auxiliares y contra la sociedad que asumió el mismo servicio -
Seringlobal- pero no subrogó a la plantilla a pesar de estar obligada por ley.
Tras casi
doce meses de movilizaciones, las circunstancias personales de los trabajadores despedidos han sido diferentes. De los 16 despedidos iniciales, sólo diez decidieron emprender
acciones judiciales contra Ikea por cesión ilegal y despido improcedente. De esta decena, que en los primeros meses protagonizaron sonoras protestas ante la misma tienda de Castilleja de la Cuesta, mientras la mitad ha conseguido otros trabajos,
la otra mitad continúa en el paro. De la protesta diaria, la lucha simbólica se ha quedado en los últimos meses en alguna camiseta que otra con la leyenda “Ikea despide a trabajadores como tú” que se ha visto hasta en París, o en algún cartel reivindicativo en algún aparcamiento de la multinacional, por ejemplo, en Málaga.
“Nuestro mayor logro será la readmisión porque hubo cesión ilegal”, reconoce Antonio Andrade, consciente de kque eso posibilitará que el trabajador opte por reincorporarse, especialmente para el que no tiene trabajo, o por una indemnización y acorde con lo que debieron cobrar, puesto que, además de trabajar en peores turnos, también percibían un salario menor, 42.000 euros menos en algunos casos.
La pelota ahora está en tejado judicial, será la justicia la que determine si tienen razón esta decena de trabajadores que se han mantenido firmes ante el gigante del mueble que, haciendo caso omiso de su propio código ético, se ha hecho el sueco ante sus reivindicaciones. Como esperan los trabajadores afectados, tendrá que ser la justicia la que ponga freno a la
“república independiente laboral” de Ikea en España.