Un soberbio lote de toros de Garcigrande, y en especial el quinto, premiado con la vuelta a ruedo, además de un presidente demasiado dadivoso regalaron a El Juli el privilegio de salir a hombros por la Puerta del Príncipe al final de la corrida de hoy de la feria de Abril de Sevilla.
La concesión al madrileño de las, en otras ocasiones, casi inalcanzables tres orejas que se necesitan para ello fue esta vez un aval demasiado escaso para que el madrileño franqueara el umbral de la gloria taurina sevillana, por la ligereza de pañuelos presidenciales y porque su actuación rayó por debajo de la calidad de sus dos toros.
Ya la que le concedieron del segundo de la tarde fue una oreja tan barata como protestada, pues el trasteo que Juli le hizo a un astado noble y claro, aunque sin excesiva chispa, pecó en muchas ocasiones de una seca dureza de muñecas y no llegó a calentar apenas al tendido, salvo en su efectista tramo final.
Pero el toro de la corrida, y a buen seguro que será también uno de los de la feria, fue el quinto, "Arrogante" de nombre y de hechuras, fino, bien cortado, de irreprochable y bella lámina, que además dio un juego sobresaliente. Un toro que define una ganadería.
Descolgando el cuello hasta poner el hocico en la arena en cada embestida, abriéndose con clase en cada embroque y repitiendo con un ritmado galope, el de Garcigrande acudió a todos los cites con prontitud, nobleza y entrega.
Por eso pareció impropio e inmerecido, sobre todo para el animal, el planteamiento técnico de El Juli, que, en vez de responder con la misma entrega y sinceridad, se aplicó durante casi toda la faena con visibles e innecesarias ventajas.
Salvo en una muy buena serie de naturales a mitad de faena, en la que enganchó y llevó en largo trazo con los vuelos de la muleta esas embestidas de tanta clase, en demasiadas ocasiones del mayoritario muleteo derechista el veterano espada madrileño se colocó muy sesgado con las embestidas, sin ofrecer los frentes, toreando casi en escuadra.
No es ya que se metiera tras la pala del pitón para ligar y mover las incansables embestidas, es que hubo momentos en que lo hizo incluso colocado junto al cuadril trasero del de Garcigrande. Solo que, con tanta facilidad y habilidad, aprovechando que el toro lo ponía casi todo, que el público se entretuvo y se divirtió con tan artificiosa puesta en escena.
Y tanto como para pedir, con talante festivalero, esas dos orejas que el presidente concedió con sobrada alegría y ninguna exigencia, aunque al menos hiciera justicia al asomar también, aunque con más reticencias, el pañuelo azul para el bravo cuatreño salmantino
A Miguel Ángel Perera se le fue también el excelente sexto, el otro astado destacado de la corrida, que tuvo mayor volúmen y alzada pero que también, aunque sin tanta calidad como su hermano, repitió incansable y queriéndose comer la muelta del extremeño, que, tan mecánico como ante el tercero, no acertó nunca a macizar con él ni una serie completa de muletazos.
El toreo de más hondura de la tarde, en realidad el único, lo hizo Morante de la Puebla al recibir de capa al que abrió plaza, un abanto al que, cuando centró en la tela, adormeció en cinco o seis verónicas sublimes cerradas con la media.
Pero hasta ahí llegó hoy el brillo del toreo morantista, porque con la muelta se le vio, aun con detalles salpicados, espeso y poco fluido con un lote de escaso gas pero manejable y dúctil de no obligarlos a acudir a unos cites tan en corto y tan secos como planteó el sevillano.
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FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros de Garcigrande, de buena presencia, con alzada y en general con cuajo y finas hechuras, astifinos y bien colodados de defensas. En su conjunto, salvo el más deslucido cuarto, dieron un juego más que manejable, con dos toros, quinto y sexto, de gran bravura y profunidad en sus embestidas. El quinto, "Arrogante", de nombre, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Morante de la Puebla, de verde y hoja y oro: estocada desprendida (ovación); pinchazo y estocada baja delantera (silencio).
El Juli, de verde pizarra: pinchazo y estocada trasera desprendida (oreja protestada); estocada caída tendidad (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
Miguel Ángel Perera, de blanco y plata: estocada (palmas); pinchazo y media estocada trasera (ovación).
Entre las cuadrillas, saludaron en banderillas Javier Ambel y Curro Javier.
Cuarto festejo de abono de la feria de Abril, con lleno total en los tendidos (12.000 espectadores), en tarde calurosa.