Les tengo que reconocer que viendo la toma de posesión de Joe Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos de América he tenido cierto sentimiento de envidia hacia determinadas cuestiones que se dan en ese país y no en el nuestro.
Han sido varias cuestiones las que me han llamado la atención.
En primer lugar, la unidad en la política a pesar de lo sucedido en estos cuatro años de mandato de Trump y, especialmente, en la toma del Capitolio, algo inaudito en un país con la trayectoria democrática que tiene este. Se veía el respeto que los anteriores presidentes tenían hacia quien era investido y a quienes habían ocupado su lugar antes o después. Esto es muy diferente a lo que se puede vivir en un país como el nuestro. Los asistentes lo mismo aplaudían a Obama que a Bush. Les da igual. Se respeta el cargo, la institución.
También me produce envidia el acto en sí. La forma en la que se jura el cargo. Sin inventos de ningún tipo tal y como sucede aquí con juramentos de todo tipo. Allí se jura con una forma determinada, sobre la Constitución y sin chorradas.
Pero lo que más me gusta de este país es el respeto a su bandera y a su himno. Allí nadie tiene repulsión hacia los símbolos que tienen como país. Cuánta diferencia a lo que sucede en nuestro país donde ni se respeta la figura institucional que tiene nuestro Rey, ni se quiere en buena parte a nuestra bandera o nuestro himno.
Sin duda alguna, tenemos mucho que aprender de este país a la hora de evitar enfrentamientos en las cuestiones esenciales y vitales que tienen como sociedad en su conjunto.
Lo contrario, denigrar la bandera, el himno y las instituciones, sin lugar a duda, supone la pérdida de la identidad, supone renunciar a la esencia que tenemos como país frente a otros territorios.
Por ello, más allá que unirnos cada vez que juega la Selección Española de Fútbol, debemos tener un criterio más conciliador hacia el futuro de cara a respetar nuestras normas comunes, es decir, nuestra Constitución, y nuestros símbolos.
Este trabajo se debe hacer por el conjunto de la sociedad. Debe impulsarse por los políticos evitando confrontaciones estériles, pero también se debe apostar por toda la sociedad en este sentido.
Yo empiezo con esta contribución personal con este artículo de opinión. Debemos construir una España unida, libre, segura, que ofrezca oportunidades en lugar de crispación. De esta situación tan grave como la que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia del coronavirus vamos a salir en conjunto como sociedad, sin confrontaciones y sin ningún tipo de debate inútil.
Biden lo aludía en su primer discurso como Presidente. Se debe evitar la confrontación entre rojos y azules, entre liberales y conservadores. Ese es el camino. En los EEUU se ha iniciado, a ver cuándo en España nuestros políticos se dan cuenta.
Seamos optimistas queridos lectores.
