Una delegación de Mensajeros de la Paz, encabezada por el fundador y presidente de la ONG, el padre Ángel García, y el arzobispo de Oviedo, fray Jesús Sanz, ha viajado hasta Haití para transportar un cargamento de medicamentos, ropa y material sanitario a los distintos proyectos que la asociación desarrolla en el país, a pocos meses de que se cumpla el tercer aniversario del terremoto que desoló Haití.
Sólo 48 horas después del terremoto del 12 de enero de 2010, los primeros cooperantes de la ONG, acompañados por el Padre Ángel García, llegaron a la isla con el primer envío de ayuda humanitaria. Desde entonces, la asociación ha enviado más de 600 toneladas de medicamentos, material sanitario y primera necesidad. Además, personal y cooperantes de Mensajeros de la Paz trabajan en la zona prestando asistencia material, médica y social a los afectados por el terremoto.
Desde esos primeros meses, en los que la comunidad internacional se volcó con el país, la atención mediática ha ido disminuyendo. "Me atrevo a decir que el mundo se ha olvidado de Haití", ha señalado el Padre Ángel, quien aunque cree que hay síntomas que permiten un cierto "optimismo", señala que no hay que olvidar que todavía más de 400.000 personas viven en tiendas de campaña, hay "cientos y cientos de niños sin poder escolarizarse" y miles de personas "no pueden beber ni un vaso de agua".
En este sentido, ha señalado que cuando en España se habla de crisis "depende de cómo se mire". "No poder beber un vaso de agua, eso sí es pobreza", ha indicado el Padre Ángel, que personalmente ha manifestado sentirse un "privilegiado" en comparación de las personas que viven en Haití. "Eso no quiere decir que en España tengamos que conformarnos con lo que tenemos, siempre hay que mejorar", ha añadido. Pero ha subrayado que, pese a que ya han pasado casi tres años del terremoto "Haití está vivo y no puede olvidarse". "Se trata de un pueblo que lleva demasiado sin tener lo más elemental", ha enfatizado.
Precisamente para atender la necesidad fundamental de vivienda, la ONG ha levantado en el barrio de Tabarre de la capital de Haití un campamento en el que viven 1.200 personas. La peculiaridad del campo de Mensajeros de la Paz, frente a otros campamentos cercanos en este barrio de Puerto Príncipe, en donde los desplazados viven en tiendas de campañas, es que en el campo de la ONG las familias viven en casas prefabricadas de madera y disponen de agua corriente, según explica el presidente de Edad Dorada Mensajeros de la Paz Castilla y León, Padre José Vicente Rodríguez.
La potabilizadora del campo no sólo beneficia a los habitantes del campo sino que da suministro a unas 10.000 personas, un volumen importante si se tiene en cuenta que en Haití, apenas un 20 por ciento tiene acceso al agua. Las personas que están en el campo disponen además de educación para los más pequeños.
El campo también sirve de base para un centro de día creado por la asociación para atender a los ancianos del lugar, a los que se les va a buscar para que puedan acudir al centro, según explica el director general de Mensajeros por la Paz. Con capacidad para cien personas, el centro de Mensajeros por la Paz viene a cubrir la laguna dejada por otros muchos proyectos al desarrollo dirigidos a menores en la isla. "Cuando hay una catástrofe nos acordamos siempre de los niños, pero ellos también necesitan atención", señala el Padre Ángel.
La mayoría de medicinas y material sanitario llevado por Mensajeros de la Paz a Haití ha ido a parar a otro de los proyectos de la asociación en la capital del país: un hospital psiquiátrico en el que han colaborado aportando financiación para la mejora de sus instalaciones y mediante medicamentos. Actualmente el psiquiátrico atiende a 100 adultos internos.