La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica que afecta a 47.000 personas en España, la mayoría de ellas mujeres, y cada semana se estima que se diagnostican 35 nuevos casos de esta patología que supone la causa más frecuente de discapacidad no traumática en jóvenes.
Esto se debe a que el 70 % de los nuevos casos se detectan en personas de entre 20 y 40 años, según ha señalado la Sociedad Española de Neurología (SEN) en un comunicado con motivo del Día Mundial de la Esclerosis Múltiple que se celebra este jueves.
En España, cada año se diagnostican unos 1.800 nuevos casos y, aunque también puede afectar a niños y personas mayores, 7 de cada 10 nuevos pacientes son adultos jóvenes y 3 de cada 4 mujeres.
Las causas de esta enfermedad crónica y autoinmune son inciertas, aunque las últimas investigaciones apuntan a factores genéticos, pero no hereditarios, ya que solo el 15 % de los pacientes de esclerosis múltiple tienen a uno o más familiares afectados.
También, factores ambientales como el tabaquismo, el déficit de vitamina D, la escasa exposición a la luz solar o el cambio de dieta, entre otros.
La SEN advierte del retraso en el diagnóstico y tratamiento de la EM, que se suele demorar entre uno y dos años debido a que los síntomas iniciales muchas veces se pasan por alto porque desaparecen y vuelven a aparecer con el tiempo.
Así, el coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la SEN, Miguel Ángel Llaneza, detalla cómo en un 85 % de los casos, la esclerosis múltiple se manifiesta en forma de "brotes" o episodios de afectación neurológica que suelen remitir parcial o totalmente, sobretodo en las etapas iniciales de la enfermedad.
Con el tiempo, no obstante, la enfermedad pasa a desarrollarse de forma progresiva y continuada provocando daños sensoriales, físicos y psíquicos y produciendo diversas discapacidades.
Estas discapacidades son las responsables de más del 80 % de los gastos que ocasiona la esclerosis y reducen significativamente la esperanza de vida de los afectados.
Los síntomas de la enfermedad son muy variables porque depende de la parte del sistema nervioso central que se encuentre afectada, pero suelen consistir en debilidad o rigidez muscular, espasmos musculares dolorosos, incontinencia urinaria, mareo permanente, dificultad para mantener el equilibrio y visión borrosa o doble.
En la actualidad no existe ningún tratamiento que permita curar la EM, pero sí tratamientos que permiten retrasar la progresión de la enfermedad, así como distintas terapias para mejorar los síntomas.
En los últimos años han aparecido nuevos fármacos que son capaces de reducir considerablemente el número y la severidad de las recaídas y que retrasan la evolución a largo plazo de la enfermedad de una forma mucho más efectiva, lo que permite que haya pacientes que, tras padecer la enfermedad durante más de una década, no presentan ningún tipo de discapacidad importante.
Por eso, la utilización temprana y adecuada de los recursos terapéuticos disponibles es un factor esencial para mejorar el pronóstico de los pacientes, insiste la SEN.