Hubo un tiempo –cómo no recordarlo– en que el Partido Popular adquirió un compromiso con Málaga: traer aquí la Consejería de Turismo. Al menos la Consejería de Turismo, porque también se hablaba del Tribunal de Defensa de la Competencia, el Consejo Económico y Social o la Cámara de Cuentas. En la hemeroteca de 2011 ya hay titulares tipo ‘Arenas insiste en…’. Ya no es que lo prometiera, sino que insistía en su compromiso. Era un mantra asociado a la marca PP. Es más, Elías Bendodo, en 2015, alertaba que "no es positivo" que la Consejería de Turismo no estuviera dirigida por un malagueño. Y exponía fundadísimas razones para sostener ese criterio. ¿Y qué ocurrió cuando llegaron al poder? Pues que la consejería de Turismo no está en Málaga… y ni siquiera está dirigida por un malagueño. Donde dije digo… gato por liebre.
Por supuesto, no vamos a caer en la maliciosa sospecha de que esto guarde alguna relación con que Málaga haya perdido el vuelo de Nueva York. Pero a todo esto, ¿qué dice Marín, el mismo consejero que ya despreció el tren litoral? De momento hoy se ha leído en la prensa algo estupefaciente: “la Junta promocionará la Ruta Magallanes de Sevilla-Sanlúcar en la gala de los Goya en Málaga”. Oigan, no sé ustedes, pero uno empieza a tener la incómoda sensación de que se están riendo de nosotros. Ya ven, el consejero no malagueño que pasa de Málaga viene a Málaga a vender su pueblo. Hay que admitir que es un artista, que son unos artistas.
Ante todo esto, se hubiera podido esperar del alcalde una reacción beligerante. Pero hoy, en lugar de cuestionar esto, se dedican a reprobar el escándalo de los Eres, que por lo visto es más urgente para Málaga que resolver Los Asperones, exigir respuestas sobre el vuelo a NY o poner pie pared con el Guadalmedina. También se hubiera podido esperar más beligerancia de algunos medios en Málaga, siempre muy atentos a todo lo malagueño, pero quizá prefieran hacer caja con la publicidad institucional que entrar en conflicto. Unos por otros, así va esto.
Dicen los jugadores de póker que, en una partida, cuando no sabes quién es el primo, es que el primo eres tú. Los malagueños tenemos motivos para pensar que los primos somos nosotros. Creíamos que el presidente de la Junta y su nº2 al ser malagueños no restarían a Málaga, pero ya ven el nivel de gatoporliebrismo con que se despachan.
