El propietario de 'Goatxa', una pequeña tienda de València dedicada a la estampación de textiles y todo tipo de productos personalizados, se encontró esta semana la firma de un grafitero pintada en su fachada. Primero se enfadó, pero luego optó por
registrar ese diseño y comercializarlo en camisetas.
Lo que empezó como una "
simple broma" se ha transformado ya en 400 camisetas con el texto 'Brosa' vendidas en solo cuatro días, según explica a EFE el gerente de esta empresa, Juanfran Peñaranda, quien asegura que el dinero de estas ventas irá a su madre, que está jubilada y no tiene una pensión "digna".
Ha rememorado que cuando llegó el lunes a abrir la tienda se encontró con "la gracia" de una pintada en forma de firma de un grafitero en la banderola de la tienda, por lo que primero se cabreó -pensó "ya me ha tocado a mí que me pinten la fachada-, pero luego decidió "
darle la vuelta" al asunto, "burlarse" de la situación y "sacarle partido a todo esto".
De esta forma, hizo una foto a la firma, la vectorizó y registró el diseño en Patentes y Marcas, después que contó la historia en redes sociales y anunció que iba a comercializar su "nueva marca grafitera" en camisetas por el precio de doce euros.
"Creía que a lo mejor vendería tres o cuatro, por el chiste", señala Peñaranda, quien explica que "desde el minuto uno" empezó a recibir
comentarios de apoyo, y ha sido tal la acogida que este fin de semana le va a tocar estampar más camisetas y va a empezar a hacer gorras, llaveros, sudaderas, tazas y "de todo".
Explica que a los grafiteros no les gusta mucho vender sus obras, y menos aún que se las reproduzcan, por lo que todo esto ha sido un "
gran troleo".
"Respeto a cualquier grafitero, pero que respete también mi tienda", donde levantar la persiana cada día "cuesta mucho, y no porque no esté engrasada", y es "
muy duro" tener que dedicar la caja de un día a repintar la fachada, afirma.
Este empresario invita al grafitero, Brosa, a seguir firmando por todas partes, porque cuanto más famosa sea su firma más productos podrá vender. Además, le ofrece además un "
pacto de honor": que acuda a su tienda con una escalera, aguarrás y un trapo para limpiar la pintada.
"Si la limpia, le vendo la marca que registré por mil euros;
antes su marca no valía nada y ahora vale más de 5.000 euros", destaca Peñaranda, quien considera que "lo más bonito" de toda esta historia es que el dinero va a tener como destinataria a su madre.
'Goatxa', un nombre inventado que significa 'La guapa', abrió sus puertas en 2006 en el centro histórico del barrio valenciano de
Benimaclet, y tanto en su tienda física como en su página web se pueden encontrar tazas, chapas, gorras, puzles, camisetas e incluso collares para perro.