Estamos viendo como el turismo vuelve a abarrotar las calles sevillanas y que el centro en momentos se llega a parecer más a un parque de atracciones o a un museo gigante al aire libre visto las grandes colas y los grupos amontonados detrás de un guía.
Son imágenes a los que nos hemos familiarizado en los últimos tiempos, pero que no terminan de resultar agradables para gran parte de la población sevillana. El resultado es que la ciudad se va desnaturalizando y lo único que va quedando en el casco histórico, que es la insignia de Sevilla, es un centro comercial para estos grupos turísticos, con hoteles, tiendas de souvenirs y restaurantes hechos a su medida.
Aunque en esta columna hable de actualidad, yo suelo escribir de gastronomía y me doy cuenta de la enorme transformación que han sufrido los negocios en el centro de la ciudad. Este cambio es verdad que con el tiempo ha ido llegando a muchos barrios, debido a que esa fórmula también ha ido calando en gran parte de la población, sobre todo en la joven, más amiga de los gastrobares y bistrós que a las tabernas, tascas y restaurantes.
Además, este fin de semana nos hemos encontrado con un episodio totalmente lamentable, como el que ocurrió con la cruz de San Lázaro en la plaza de Santa Marta, labrada en el siglo XVI por Diego Alcaraz y que se encontraron totalmente destrozada este lunes por la mañana. Un hecho, que hasta que se esclarezca no se sabe si es culpa del turismo o de unos energúmenos locales, lo que si deja constancia de la degradación del centro histórico y del nulo respeto que se le tiene a nuestro patrimonio.
Creo que la gentrificación que sufre la ciudad tampoco ha ayudado, pero somos nosotros, los sevillanos los que debemos hacer respetar este legado que nos han dejado en nuestra ciudad en forma de arte e historia, para que nuestros hijos también puedan disfrutarlo y vivir con él. Para ello también tienen que ayudar las instituciones quienes son los primeros en hacerse las fotografías pero que luego no atienden a todo aquello que fueron promulgando y prometiendo en sus mismas campañas.