Las estaciones de servicio y los centros de distribución a domicilio pueden comenzar en breve a tener problemas, ya que, en algunos casos y supuestos, van a tener que devolver aquellos 20 céntimos por litros de carburantes o combustibles que bonificaron en el preciocuando los consumidores los compraban en aquella época en que los precios de la energía se dispararon, como consecuencia, fundamentalmente, por la guerra de Ucrania.Nuestro Gobierno, entonces, aprobó, sin contar con los sectores implicados, una insólita medida que representó una tremenda carga financiera (llegaron a adelantar al Estado cantidades próximas al millón de euros en una gasolinera media)y que, desgraciadamente, ha llevado a muchos a la ruina. Esa medida consistió en que el minorista vendía la gasolina o el gasóleo al consumidor y ya directamente le descontaba 20 céntimos por litro del precio de venta; 20 céntimos que el consumidor no pagaba y el Gobierno se comprometía a devolverlos al minorista, al mes y medio siguiente.Esta pesadilla comenzó a primeros de abril y terminó a finales de año, y muchos gasolineros vieron cómo sus solicitudes de devoluciones se quedaban paradas en el tiempo sin que nadie les dijera nada.
Pero ahora toca la regularización de todo este sistema. Es decir, la Agencia Tributaria tiene que estudiar si las devoluciones de las bonificaciones que ha hecho a todos y cada uno de los gasolineros son correctas o no. Y esto lo tiene que hacer en base a la documentación que le ha remitido la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, y que no consiste en otra cosa en informes de cada uno de los gasolineros indicando las cantidades que los mismos gasolineros les ha dicho que han vendido con bonificación. Se trata, en definitiva, de cruzar esos datos.
Pues bien, esos cruces están poniendo de manifiesto una serie importante de incoherencias e inexactitudes que van a acabar teniendo consecuencias no deseadas por los gasolineros, que muchos de ellos van a ver cómo van a tener que devolver a las arcas del Estado parte de las bonificaciones que hicieron a sus clientes cuando les vendieron el producto.
Desde luego, son consecuencias no deseadas y notablemente injustas, por cuanto la Agencia Tributaria les impuso en su día una gran carga y sin que ahora haga nada por remediar lo que son simples errores.